Tribuna:CORRESPONSALEN EL PELOTÓN

El soplete entre olivos

El del soplete nos ha calentado bien, que decimos los ciclistas. Ha sido un día muy caluroso desde el principio de la etapa. Menos mal que la salida ha sido tranquila, que toda esta Vuelta nos la estamos tomando con calma.Y eso que hoy picaba hacia arriba en los primeros kilómetros; era un tramo muy complicado y se podían producir ataques. Pero a la gente se la ve muy tranquila. Será por las altas temperaturas, que nos pasan factura. Aunque la carrera no sea viva, el ritmo del final hace que lleguemos cansados.

En cabeza se han colocado los gallos: Mario Cipollini y sus hombres. Así que...

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El del soplete nos ha calentado bien, que decimos los ciclistas. Ha sido un día muy caluroso desde el principio de la etapa. Menos mal que la salida ha sido tranquila, que toda esta Vuelta nos la estamos tomando con calma.Y eso que hoy picaba hacia arriba en los primeros kilómetros; era un tramo muy complicado y se podían producir ataques. Pero a la gente se la ve muy tranquila. Será por las altas temperaturas, que nos pasan factura. Aunque la carrera no sea viva, el ritmo del final hace que lleguemos cansados.

En cabeza se han colocado los gallos: Mario Cipollini y sus hombres. Así que la carrera se ha cerrado. Enseguida hemos visto que esto acababa en 'volata'. Les quedan pocos días a los 'sprinters' para aprovechar.

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Por el pelotón han pasado litros y litros de agua y sales. Yo habré bebido unos ocho botellines (cuatro litros), pero la media en general creo que ha rondado los cinco litros.

Hemos pasado por el típico paisaje andaluz, entre olivos, hasta acabar en Castilla-La Mancha. Ves el terreno y las temperaturas, y te preguntas cómo pueden trabajar los jornaleros en esas condiciones.

Es una pena. En un día tan soleado y tan bonito nos hemos quedado todos helados al enterarnos de la muerte de un empleado de la caravana de la Vuelta. Ha sido la peor noticia de la jornada.

Más alegre es ver los lados de la carretera, la cantidad de público que se agolpa en los pueblos y en los puertecitos que subimos. Están abarrotados. Hoy todos animaban a su corredor local, Bermejo, aunque ha hecho casi toda la carrera por detrás, con los del Fuenlabrada.

En estas etapas se nota un cambio brusco cuando, de ir con calma toda la carrera, de repente, en los últimos 40 kilómetros, empieza el nerviosismo. Y hay peligros por ahí. Sobre todo en los arcos indicadores de los últimos kilómetros. Al tratarse de un pelotón tan amplio e ir agrupado, cuando llegan esos puntos hay peligro de caídas. Son muy peligrosos. Se forma un embudo.

A falta de diez kilómetros para la llegada se ha producido una caída, en la que ha estado involucrado mi compañero Txema del Olmo. No le ha pasado nada, pero vamos con miedo. Por suerte, las caídas en esta Vuelta son infrecuentes. No lo había visto nunca en ninguna carrera grande.

En el Euskaltel, también vamos cómodos. Todo el equipo está pendiente de Haimar Zubeldia; preocupados de que le llegue el agua y de llevarle a la cabeza. Pero, aunque es su primera carrera grande, no nos da problemas. Él se está defendiendo bien porque no quiere que le coja el toro. Ya está bastante hecho. Es su tercer año en profesionales, tiene una buena visión de carrera y le gusta ir delante. Que todo siga así.

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