Tribuna:

¿Y las mujeres?

A simple vista, el Tour de Francia femenino sería algo así como un mini-Tour: una media por etapa de 88 kilómetros, aproximadamente la mitad de los 173 del Tour de Lance Amrstrong. Más datos: un total de 1.490 kilómetros en el Tour femenino, frente a 3.630 kilómetros en el masculino. Son datos fríos que no deben llevarnos a engaño. En primer lugar, al ser etapas más cortas, la intensidad media de las mismas es posible que sea hasta más alta en el Tour de las chicas. De hecho, las medias de velocidad no son nada despreciables. Vamos, que apenas si hay etapas tranquilas o de transición. Además, ...

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A simple vista, el Tour de Francia femenino sería algo así como un mini-Tour: una media por etapa de 88 kilómetros, aproximadamente la mitad de los 173 del Tour de Lance Amrstrong. Más datos: un total de 1.490 kilómetros en el Tour femenino, frente a 3.630 kilómetros en el masculino. Son datos fríos que no deben llevarnos a engaño. En primer lugar, al ser etapas más cortas, la intensidad media de las mismas es posible que sea hasta más alta en el Tour de las chicas. De hecho, las medias de velocidad no son nada despreciables. Vamos, que apenas si hay etapas tranquilas o de transición. Además, el corto kilometraje de las etapas exige hacer grandes desplazamientos por carretera al término de las mismas. Esto significa mucho menor tiempo para algo tan básico en este deporte como es la recuperación de un día para otro. Para colmo, algunos días las etapas se dividen en dos sectores. En otras palabras: dos etapas en un mismo día. O más minutos de esfuerzo intenso en un mismo día, y, por tanto, menor capacidad de recuperación. Por otra parte, el hecho de que las chicas rueden más despacio que los profesionales no quiere decir que el ciclismo femenino sea menos duro que el masculino.¿Por qué las mujeres van más despacio que los hombres? Simplemente, porque sus cuerpos no producen (o apenas lo hacen) una hormona llamada testosterona. Y precisamente esta hormona es la principal causa de que exista una diferencia considerable entre las mejores marcas de ambos sexos en casi todos los deportes. Y es que la testosterona es la responsable de los llamados caracteres sexuales secundarios del varón, algunos de los cuales son determinantes en el rendimiento deportivo: la hipertrofia muscular, la distribución de grasa corporal, o incluso la agresividad. Así, los ciclistas de alto nivel tienen más posibilidad de aumentar su masa muscular (y por tanto su fuerza) con el entrenamiento que las ciclistas, y también de que sus músculos se recuperen mejor del duro trabajo diario. Además, tienen menos lastre o "peso muerto" que transportar que ellas (8-9% de grasa corporal frente a 15%, respectivamente). Para colmo, la testosterona tiene entre sus funciones la de estimular la producción de glóbulos rojos, que son los encargados de transportar el oxígeno por la sangre a los músculos en ejercicio. Si a esto le añadimos el hecho de que las mujeres pierden sangre (y por tanto capacidad de transportar oxígeno) todos los meses por la menstruación, a nadie le debe extrañar el hecho de que en ellas el consumo máximo de oxígeno o VO2max, suele ser entre un 15 y un 30% más bajo. De hecho, el cuerpo de algunas deportistas de alto nivel (maratonianas, ciclistas, etcétera) a veces sacrifica temporalmente algo tan prioritario como su función reproductora (dejan de tener menstruaciones regulares) con tal de poder soportar el tremendo esfuerzo realizado a diario. Todo lo dicho no hace sino demostrar el enorme mérito de Joane Somarriba, vencedora de Giro y Tour en una misma temporada al estilo Induráin.

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Alejandro Lucía es fisiólogo.

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