Cultura y espectáculos

DE LAS VIÑETAS AL BODEGÓN

Nazario (Castilleja del Campo, Sevilla, 1944) ha cerrado por unos días su domicilio de Barcelona y se ha encerrado en el piso de una amiga en Pamplona para trabajar tranquilo en la que será su próxima muestra. Nazario, la exposición que se exhibe en el Palacio Provincial de Cádiz hasta el 3 de septiembre y que después se trasladará a Sevilla, le ha dejado exhausto. La mayor parte de las cerca de cien obras expuestas ahora estaban en manos de coleccionistas y reunir piezas tan emblemáticas como las viñetas del segundo álbum de Anarcoma, el travestido de Las Ramblas, que en cierto modo la...

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Nazario (Castilleja del Campo, Sevilla, 1944) ha cerrado por unos días su domicilio de Barcelona y se ha encerrado en el piso de una amiga en Pamplona para trabajar tranquilo en la que será su próxima muestra. Nazario, la exposición que se exhibe en el Palacio Provincial de Cádiz hasta el 3 de septiembre y que después se trasladará a Sevilla, le ha dejado exhausto. La mayor parte de las cerca de cien obras expuestas ahora estaban en manos de coleccionistas y reunir piezas tan emblemáticas como las viñetas del segundo álbum de Anarcoma, el travestido de Las Ramblas, que en cierto modo lanzó a la fama al dibujante, o algunas de las páginas de Alí Babá y los 40 maricones junto con su trabajo como pintor, no ha sido tarea sencilla.Al que en su día fue calificado por un crítico como el mejor dibujante de paquetes no le interesaba realizar una muestra cronológica donde estuvieran separadas sus dos formas de hacer arte. De Nazario, la exposición más completa de este artista, se ha editado un bellísimo catálogo, ilustrado también con fotos y textos del propio pintor en los que habla de todo, desde sus antiguos problemas con la bebida, su relación con su novio, el mismo desde hace 20 años, y sus gustos literarios. La muestra del Palacio Provincial de Cádiz está dividida en bloques. La música, el teatro, los amores imposibles y el paisaje urbano son algunos de los apartados bajo los que se mezclan piezas, que ya forman parte de la historia del tebeo de España, como las 50 páginas de Turandot, enmarcadas en un supercuadro de dos por tres metros, la portada que Lou Reed utilizó para su álbum Take no prisoners y que nunca le fue reconocida a Nazario como propia, carteles y barajas de naipes. No falta tampoco más de una referencia a su amigo Ocaña.

Este narrador de irreverentes historietas gráficas decidió en 1993 pasar del cómic a la pintura. "Los que esperaban ver en mis cuadros enormes pollas se sorprendieron al encontrarse con bodegones y naturalezas muertas, pero creo que, en el fondo, no he cambiado tanto. Siempre me he movido en la esfera del realismo", aclara. Un realismo eso sí, cargado de erotismo y de relaciones entre homosexuales y travestidos.

Nazario, una de cuyas máximas favoritas es la de "¡antes muerta que sencilla!", no califica a las personas como homosexuales o heterosexuales. "Para mí la única división posible de las personas es que sean sexuales o no. Hay cosas que rezuman erotismo sin que representen un culo", aclara el artista. Las piscinas o las flores de David Hockney desbordan, según su particular gusto, erotismo, en contraste con la falta de sensualidad de los cuadros realistas del pintor Antonio López.

La transición de las páginas del cómic al mundo de la pintura no fue traumática. Nazario se define como un artista lento y minucioso, por eso no aguanta las impresiones "baratas y rápidas" que caracterizan el actual mundo de los tebeos. "Quería que mi trabajo llegara a mucha gente y el cómic se ha convertido en algo minoritario", añade el dibujante, que en el ambiente del arte ha encontrado al público que buscaba: "Un público capaz de plantarse ante un cuadro y admirar su belleza".

El autor de Mujeres raras o Sábado sabadete lamenta que los museos españoles no hayan abierto sus puertas al mundo de la historieta. "En Estados Unidos hay una apreciación del cómic más elevada; los dibujos de El Príncipe Valiente o las primeras viñetas de Tarzán se pueden encontrar en los museos, y las páginas de las historietas de Robert Crumb se subastan por cantidades importantes. Aquí eso es impensable".

El precio de los cuadros de este artista del difícil arte de la acuarela oscila entre las 30.000 y el millón y medio de pesetas, una cantidad que muy pocos pagarían por el original de la página de una historieta, lo que desespera a su autor. -"Para qué coño trabajo"-.

Como pintor o como dibujante, Nazario se mueve en un territorio propio, que tiene mucho que ver con el mundo que le rodea. Le gusta que sus bodegones de flores o de frutas "huelan". Hasta que no tiene esa sensación no da por acabado un cuadro. Cada una de sus acuarelas oculta muchas horas de trabajo y concentración. Un fallo mínimo puede tirar por tierra todo el trabajo previo. Por eso se ha encerrado en Pamplona para preparar la que será su próxima exposición. "He acabado la muestra de prestigio y ahora preparo la de vivir", cuenta Nazario al referirse a la exposición que en los próximos meses se inaugurará en Madrid. Como en otras ocasiones habrá un tema central que rodee la muestra y que, en este caso, son las flores, pero, a medida que vaya creando irán saliendo de los pinceles otros temas. De momento, ha pintado tres cuadros. Mimosas, una de las acuarelas sobre papel que cuelgan ahora del Palacio Provincial de Cádiz y una de las flores que más le seducen por su color y olor, estará en esa exposición futura.

El mundo en que se mueve ahora no contempla sacar a Anarcoma del cajón en el que la dejó "aburrida" hace siete años, aunque tenga escrita la tercera parte. Nazario confía, sin embargo, en conseguir el equilibrio entre el tebeo y la pintura. De hecho en algunos de sus últimos trabajos hay muchas referencias al mundo que llenaba sus viñetas. Tampoco piensa poner imágenes al guión "delirante" que le hizo llegar Fernando Arrabal. "No me siento capaz de trabajar en el guión de otra persona a menos que lo cambie todo".

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