EL DESCONTROL DE LOS PRECIOS

Viaje de ida y vuelta al túnel de la inflación

El principal éxito económico de Aznar se convierte en el mayor foco de preocupación en apenas dos años

Hace tiempo que los precios no le dan una alegría al Gobierno. Mucho se ha encarecido la economía española desde diciembre de 1998, cuando la inflación interanual marcó el récord a la baja de la democracia, un 1,4%. Aquel fue el último mes de jolgorio. Desde entonces, la tasa de inflación ha cogido carrerilla y al final se ha disparado. La tasa de julio (3,6%) publicada ayer, hace retroceder la historia económica de España unos cuatro años, cuando José María Aznar llegó a la presidenci...

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El principal éxito económico de Aznar se convierte en el mayor foco de preocupación en apenas dos años

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Hace tiempo que los precios no le dan una alegría al Gobierno. Mucho se ha encarecido la economía española desde diciembre de 1998, cuando la inflación interanual marcó el récord a la baja de la democracia, un 1,4%. Aquel fue el último mes de jolgorio. Desde entonces, la tasa de inflación ha cogido carrerilla y al final se ha disparado. La tasa de julio (3,6%) publicada ayer, hace retroceder la historia económica de España unos cuatro años, cuando José María Aznar llegó a la presidencia del Gobierno. ¿Qué ha pasado? "Nuestro mercado no funciona de manera tan flexible como debiera", afirma Pablo Mansilla, economista jefe del Deutsche Bank para España. Es la "prima de rigidez" de una economía boyante, que no ha sabido, o no ha podido, asimilar sus éxitos.Marzo de 1996. La inflación interanual está en el 3,4%, cifra desconocida, por baja, en el último cuarto de siglo. El día 3 de ese mes, el PP llega al poder y desde entonces, como por arte de magia, los precios no paran de caer. La economía de un país acostumbrado a aumentos de precios desorbitados, con tasas del 5%, empezaba a dibujar en las series históricas que tanto gustan a los economistas los dos años más felices y baratos.

El Gobierno se atribuyó entonces el mérito; hoy, cuando todo es más caro y el dato de inflación de julio supera la de aquel lejano mes de marzo, el Ejecutivo se aferra a factores externos, como el petróleo o el turismo. "No es el único responsable, ni de la reducción de antes ni de los aumentos de ahora. Fue en parte mérito de la política del Banco de España y del proceso de convergencia de la Unión Europea. Quizá fue un error atribuirse el éxito entonces", afirma Manuel Balmaseda, del BBVA. El hecho es que la coincidencia de los datos indica que todo está como al principio y el Gobierno ha comenzado, por primera vez en mucho tiempo, a reconocer su preocupación después de dos años de euforia que los economistas calificaron de "espejismo".

¿Por qué cayeron los precios entonces? Si el argumento esgrimido estos días para justificar el alza de la inflación suele ser el precio del barril del petróleo, el causante de la bajada de precios de los años 1997 y 1998 también era, en gran parte, el crudo. El oro negro llegó a cotizar a 10 dólares por barril. Estos días ha superado el nivel de los 30 dólares. "Si uno mira los precios del petróleo, se observa cómo el barril va en paralelo a la inflación", indica Mansilla. Un argumento razonable si se tiene en cuenta que la energía pesa un 7% en el índice de precios al consumo (IPC), el indicador de la inflación.

¿Por qué se disparan los precios ahora? Poco a poco el barril de petróleo brent -crudo de referencia- ha ido subiendo. Este mismo año alcanzó un récord histórico cuando la presión de los mercados internacionales colocó el precio de un barril en 32,7 dólares. Los países compradores de esta materia prima nunca habían pasado tantos apuros desde la guerra del Golfo.

España no es la única víctima de los caprichos del crudo, pero sí una de las economías que más se resiente. Mansilla considera que el petróleo es "un lastre para todos los países", sobre todo si se tiene en cuenta que ahora un barril se compra en dólares y el euro se ha depreciado un 23,09% desde que se estrenó en enero de 1999. La única diferencia es que España parte de una inflación mucho más alta que la mayoría de sus socios en la Unión Europea, porque para converger con ellos ha tenido que ir más rápido. "La inflación subyacente era del 2,2% en diciembre de 1998 [cuando con sólo 10 dólares se podía comprar un barril] y ahora está en el 2,5%; la tendencia reciente nos hace pensar que esas tres décimas de más se deben a la rigidez de la economía española", añade.

Otra vez la prima de rigidez. "Hay un aspecto volátil muy importante que no se puede controlar", admite Miguel Jiménez, de Renta 4, "pero también es cierto que el Gobierno es responsable del marco". Y el Ejcutivo se dio cuenta -a juicio de algunos demasiado tarde- y aprobó en junio un superpaquete liberalizador para limitar el libre albedrío inflacionista.

Caprichos del crudo y otros elementos volátiles aparte, hay otros factores que explican por qué la curva de precios en España ha alcanzado niveles de hace cuatro años después de mínimos históricos. Entre los picos alcistas de 1996 y los de este año la economía española se ha acostumbrado a tasas de crecimiento superiores a la media de sus socios europeos. Es uno de los países con más inflación de la zona euro, pero también es cierto que es de los que más crece. "Hay un repunte inflacionista, pero el crecimiento económico es fuerte frente a la Unión Europea", según Enrique Castañeda, de Merril Lynch. "A medida que se crea más empleo hay más presiones sobre los precios, cuesta más conseguir trabajadores, los salarios tienen que ser más altos, hay más capacidad de compra... Otros países van mejor en inflación, pero no tienen ni el crecimiento económico español ni su creación de empleo".

Crecer por encima de la media europea no significa ser el mejor. La renta per cápita de los españoles está por debajo de esos países europeos tan prósperos con los que la economía española gusta compararse. Pero converger cuesta caro y en eso han estado los españoles. "Para evitar que se produzca un recalentamiento económico, la única solución es ir más lejos en la liberalización, anticiparse al calendario marcado por Bruselas", indica Mansilla.

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