El reto de los gigantes del aire

Airbus desafía la larga hegemonía de Boeing en la aviación comercial de gran capacidad

Un avión que no existe se ha convertido en el amuleto de la empresa que lo ideó y en la pesadilla de su compañía rival. El A3XX, un superjumbo en fase preindustrial de Airbus Industrie, simboliza la pugna -en la que no faltan implicaciones políticas- entre este consorcio europeo y la factoría estadounidense Boeing por dominar la aviación comercial de los pesos pesados: los aviones de más de 400 pasajeros. Pero este aparato sólo es la punta del iceberg del enfrentamiento. Airbus ha vuelto a apretarle las tuercas a su competidora tras ganarle la carrera de los pedidos en la feria de aviac...

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Un avión que no existe se ha convertido en el amuleto de la empresa que lo ideó y en la pesadilla de su compañía rival. El A3XX, un superjumbo en fase preindustrial de Airbus Industrie, simboliza la pugna -en la que no faltan implicaciones políticas- entre este consorcio europeo y la factoría estadounidense Boeing por dominar la aviación comercial de los pesos pesados: los aviones de más de 400 pasajeros. Pero este aparato sólo es la punta del iceberg del enfrentamiento. Airbus ha vuelto a apretarle las tuercas a su competidora tras ganarle la carrera de los pedidos en la feria de aviación que hoy acaba en el Reino Unido. Boeing admite, por primera vez en treinta años, su inquietud ante la amenaza europea.La rivalidad es más feroz que nunca. El último asalto se libró en Farnborough, a 50 kilómetros de Londres. Allí se celebra el salón aeronáutico más concurrido. Para los grandes fabricantes, éste es un mercado crucial para presumir de su fuerza. Algo ha cambiado esta vez: Airbus ha acumulado un récord de 230 pedidos (18.000 millones de dólares o 3,2 billones de pesetas), mientras Boeing se ha quedado en 139 encargos por 15.000 millones de dólares (2,6 billones de pesetas). "Boeing jamás consideró a Airbus un competidor, y por primera vez ha mostrado signos de preocupación", afirma desde Farnborough Fernando Urquía, intermediario en Trading Places Aeronáutica.

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Impulso para el A3XX

Adiós a la superioridad de Boeing. El A3XX, sumido en una carrera frenética para buscar los encargos que necesita para meterse en fábrica, ensombreció otros éxitos. Airbus (integrado por la francesa Aerospatiale, la alemana DASA, la británica BAE Systems y la española CASA) recibió pedidos de dos aerolíneas y una empresa de leasing estadounidense para comprar 22 modelos del futuro avión más grande del mundo.Es el primer revés del año para Boeing, que insiste en que no tiene sentido fabricar un avión tan grande. La compañía ya acabó el viejo milenio con mal gusto de boca cuando su rival Airbus le adelantó por primera vez en la lista de pedidos de aviones en 1999. La primera mitad de 2000 acabó, sin embargo, con 83 aviones más para Boeing, que acumuló un total de 332 reservas.

"Se empiezan a dar cuenta de que han estado demasiado centrados en servir aviones al Gobierno de EE UU y han dejado de lado a otros clientes", puntualiza Urquía, que estos días se ha reunido con directivos de ambas compañías. Ante la presión de Airbus, Boeing, cuya división comercial aporta un 66% de su cifra de negocio, empieza a reaccionar.

No sólo se trata del A3XX. Todas las familias de aviones de Airbus se venden bien. Uno de las atractivos de la flota es que comparte la misma tecnología. Eso permite a todos los pilotos y mecánicos trabajar en cualquier modelo, con el consiguiente ahorro de costes. Boeing, cuya facturación caerá previsiblemente un 14% este año por culpa de Airbus, lo está adoptando.

La compañía estadounidense lo asume: su éxito depende de su actuación en la batalla con su competidora europea. "Es posible que nos quiten más mercado", admite Philip de St. Aubin, director general de Boeing en España, aunque el sector recuerda que no hay que subestimar al gigante de Seattle.

En la pugna, el punto de tensión ahora es el A3XX, porque puede arrastrar al abismo a uno de los dos. "Nuestro avión ha sido diseñado para cubrir las necesidades del siglo XX", explica una portavoz de Airbus. Dos plantas con espacio para entre 480 y 650 pasajeros, zona comercial y bares. ¿Para qué servirá este supercrucero del aire? "Acabará con la saturación en los aeropuertos; se necesitarán 1.200 aviones como éste en los próximos 20 años".

"Airbus se equivoca", replica St. Aubin. Cree que sólo harán falta 500 aviones. Su vicepresidente de márketing, Randy Baseler, rebaja el tono: "Dentro de 15 o 20 años, podríamos hacer algo así", indicó esta semana refiriéndose al A3XX. De momento, Boeing ha decidido fabricar una versión ampliada de su avión de mayor capacidad, el 747.

Fin del monopolio

Desde la perspectiva europea, la motivación para construir el A3XX es clara. El tráfico aéreo comercial crecerá a un ritmo del 5% anual y la flota de aviones se duplicará en 20 años (véase gráfico). El superjumbo romperá el monopolio de Boeing en los aviones de más de 400 asientos, un sector jugoso en beneficios.Para Boeing, las consecuencias son potencialmente devastadoras. Durante 30 años, el 747, incontestable reina de los cielos y avión bandera de la mayoría de las grandes aerolíneas, ha sido la gallina de los huevos de oro de Boeing. En los buenos tiempos ha llegado a reportar la mitad de los beneficios del grupo.

Para Airbus, los problemas pueden ser incluso mayores. El proyecto es arriesgado: costará 12.000 millones de dólares (2,1 billones de pesetas). Si consigue los pedidos necesarios, y todo apunta a que lo hará, se pasará a la fase industrial. El primer avión será entregado en 2005. Los ejecutivos de Airbus han explicado a los analistas que tendrán que vender 240 aparatos antes de ver beneficios.

Del lado político, los obstáculos son grandes. Estados Unidos ve con suspicacia la intención de la Unión Europea de ayudar a Airbus a financiar el A3XX. Podría hacerlo. Desde 1992, un acuerdo bilateral firmado por Washington y Bruselas limita las ayudas públicas al 30% del total de los costes de desarrollo y reduce las ayudas indirectas. Pero Boeing y la Casa Blanca se plantean revocarlo e incluso han amenazado con llevar el caso ante los jueces de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

El superavión que todavía no existe alberga el potencial para que la guerra comercial transatlántica se recrudezca.

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