Tribuna:

Pase pernocta

Para muchos de los que hemos hecho la mili, o las milicias si se estudiaba, que el servicio militar deje de ser obligatorio en el año 2002 es una buena noticia, sobre todo por lo que supone de ruptura con una política teocrática militar. Un sistema en el que los ciudadanos tenían que obedecer el dictado de un general que, como si de un césar se tratara, grabó en las monedas de a duro, y en las demás, que era "caudillo por la gracia de Dios". Atrás quedan Montejaques y trajes de bonito que servían para disimular que otros soldados, los que no contaban con el privilegio de estudiar, o...

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Para muchos de los que hemos hecho la mili, o las milicias si se estudiaba, que el servicio militar deje de ser obligatorio en el año 2002 es una buena noticia, sobre todo por lo que supone de ruptura con una política teocrática militar. Un sistema en el que los ciudadanos tenían que obedecer el dictado de un general que, como si de un césar se tratara, grabó en las monedas de a duro, y en las demás, que era "caudillo por la gracia de Dios". Atrás quedan Montejaques y trajes de bonito que servían para disimular que otros soldados, los que no contaban con el privilegio de estudiar, ocupaban el tiempo militar en fregar los cuarteles, cuando no en pintar el domicilio y hacer la compra al oficial de turno.Cuando esta situación castrense tiene sus días contados, el sevillano José María Trillo-Figueroa Calvo tiene que ingresar en la prisión militar de Alcalá Meco. Ha cometido el terrible delito de usar el pase pernocta para no volver al cuartel. Ha sido condenado a dos años y cuatro meses de prisión. Es un desertor. De nada ha servido que el Parlamento andaluz, el Defensor del Pueblo, y tantos otros, hayan solicitado su indulto al Gobierno. Al día de hoy no ha sido concedido.

Recuerdo, eran tiempos de fiscal, que entre las razones que justificaban la imposición de las penas, las distintas escuelas penales señalaban un efecto sobre la sociedad (el delito no quedaba impune y los ciudadanos conocían las consecuencias de un actuar contrario al ordenamiento jurídico) y otro sobre el condenado, que era una cosa así como quitarle las ganas de repetir.

No parece que estas finalidades se cumplan porque ingrese en prisión José María. Los ciudadanos no pueden cometer este delito (no hay mili) y a José María, por mucho que lo intente, no le van a dar más pases pernocta. Esta realidad escolástica hace que el indulto esté justificado; que la justicia no se ofenda porque no ingrese en prisión y que su concesión no sea signo de debilidad del Gobierno, sino de fortaleza.

Sin embargo, y por lo visto hasta ahora, es más fuerte para el Gobierno central preocuparse en favorecer la concesión del pase pernocta a Pinochet, o en tramitar el indulto de un juez que falló a la hora de juzgar.EUGENIO SUÁREZ PALOMARES

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