Tribuna:

Chanzas

Entre los artículos de opinión que tengo la costumbre de leer se encuentran los de Félix Bayón. En sus líneas encuentro el regusto por su inconformismo, y en no pocas ocasiones sus opiniones sobre la Justicia en la Costa del Sol. Precisamente, acabo de terminar el que publicaba este diario en el día de ayer. En su Circo comenta algunas incidencias que se han producido durante el desarrollo del juicio conocido como caso Atlético o juicio de las camisetas.No ha sido lo más llamativo el hecho de que, durante la vista, una señora se ocupara de untarse crema para eliminar callosidades. Tampoco que ...

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Entre los artículos de opinión que tengo la costumbre de leer se encuentran los de Félix Bayón. En sus líneas encuentro el regusto por su inconformismo, y en no pocas ocasiones sus opiniones sobre la Justicia en la Costa del Sol. Precisamente, acabo de terminar el que publicaba este diario en el día de ayer. En su Circo comenta algunas incidencias que se han producido durante el desarrollo del juicio conocido como caso Atlético o juicio de las camisetas.No ha sido lo más llamativo el hecho de que, durante la vista, una señora se ocupara de untarse crema para eliminar callosidades. Tampoco que Miguel Ángel Gil se sentara frente a estrados con las piernas cara al sol. El presidente de la sala pudo haber entendido que la señora, más en época de verano, tiene derecho a cuidar su imagen y que el hijo, además de los problemas del padre, tiene los de circulación que le obligan a colocar las piernas en posición joseantoniana. No, lo que más me llama la atención es la frase que atribuye al presidente de la sala, quien, después de que los acusados atribuyeran tortura al fiscal y e instructor, corta afirmando que "la Justicia no tortura, lo que pasa es que es una tortura acercarse a ella".

No es una frase muy afortunada para el presidente de una sala de justicia en un Estado de derecho. La Justicia es uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico y, como tal valor, no está sujeto a chanzas que pudieran disminuir su maltrecha credibilidad. Manifestaciones y tolerancias que posibiliten que una sala de justicia pueda guardar algún parecido con un salón de estética o de rehabilitación, aunque sólo sea en algunos momentos, poco ayudan a una Justicia cuyo mayor problema es su prestigio.

Tal vez la solución del problema de la Justicia no dependa exclusivamente de la eliminación del retraso histórico. Tal vez existan otras. Tal vez pudieran pasar por la exigencia de mayor responsabilidad, respeto, profesionalidad y seriedad a los jueces en el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales y de gobierno, sin que las chanzas se lleven a las vistas por quien, o quienes, tienen la obligación de impedir -y las facultades de corregir- este tipo de comportamientos, eso sí en los demás.

EUGENIO SUÁREZ PALOMARES

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