5.000 piezas robadas en 20 años

La Brigada de Patrimonio Histórico, unidad central de la Policía Judicial, rastrea desde 1977 por todo el mundo obras de arte robadas en España o exportadas de forma clandestina. Se calcula que en los últimos veinte años, más de 5.000 piezas han desaparecido sin dejar rastro. Pero los agentes, además de buscar las obras, deben enfrentarse con la desidia internacional o las diferentes leyes de cada país. Vender una obra de arte robada no es un delito ni en el Reino Unido ni en Estados Unidos, dos de los mercados más importantes del mundo. Según la Unesco, el mercado ilegal de arte mueve anualme...

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La Brigada de Patrimonio Histórico, unidad central de la Policía Judicial, rastrea desde 1977 por todo el mundo obras de arte robadas en España o exportadas de forma clandestina. Se calcula que en los últimos veinte años, más de 5.000 piezas han desaparecido sin dejar rastro. Pero los agentes, además de buscar las obras, deben enfrentarse con la desidia internacional o las diferentes leyes de cada país. Vender una obra de arte robada no es un delito ni en el Reino Unido ni en Estados Unidos, dos de los mercados más importantes del mundo. Según la Unesco, el mercado ilegal de arte mueve anualmente más de 1.000 millones de dólares en el mundo.Además de los robos, los agentes se enfrentan con las falsificaciones. Los especialistas han desarrollado técnicas que permiten determinar si se encuentran o no ante un fraude. Sus éxitos han sido notables. Pero es Estados Unidos el país que cuenta con mejores técnicas para desenmascarar a los timadores. En el Museo Winterthur, en el Estado de Delaware -con uno de los mejores laboratorios del mundo-, se han descubierto espectaculares falsificaciones. Una de las más famosas fue la que afectó a la llamada colección Arthur Lenssen: decenas de supuestos objetos de plata colonial. Winterthur los examinó, y descubrió, por ejemplo, que una de sus copas más conocidas (fabricada supuestamente en 1650 por un platero de Boston) contenía un 92,5% de plata y un 5,5% de cobre. No había ni rastro del oro o del plomo que siempre acompaña a la plata de aquel siglo. O el caso del arcón del siglo XVIII que tenía perforaciones realizadas con un taladro del XX.

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A principios de los años noventa, Eric Hebborn, un famoso falsificador inglés, reconoció haber realizado más de 1.000 imitaciones de Van Dyck y Brueghel y haber conseguido que éstas cuelguen de museos tan prestigiosos como el British Museum, la National Gallery de Washington o el Royal Museum de Copenhague. Hebborn se justificó: "No existen dibujos o pinturas falsos. Los expertos que las atribuyen erróneamente son quienes crean la falsificación".

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