De la 'espardenya' a la globalización

"Antes venían a comprarnos y ahora tenemos que salir a vender", se lamentan los empresarios del calzado. El sector necesita cambios, y prueba de ello fueron las opiniones que diversos fabricantes expresaron ayer en una mesa redonda sobre la competitividad organizada por la oficina del plan estratégico de Elche, Futurelx. Todos coincidieron en señalar algunos de los problemas más graves que sufre el sector, como la falta de cualificación en el personal, a todos los niveles, o el poco poder que tienen frente a la Administración, pese a ser una de las principales industrias exportadoras. Como cam...

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"Antes venían a comprarnos y ahora tenemos que salir a vender", se lamentan los empresarios del calzado. El sector necesita cambios, y prueba de ello fueron las opiniones que diversos fabricantes expresaron ayer en una mesa redonda sobre la competitividad organizada por la oficina del plan estratégico de Elche, Futurelx. Todos coincidieron en señalar algunos de los problemas más graves que sufre el sector, como la falta de cualificación en el personal, a todos los niveles, o el poco poder que tienen frente a la Administración, pese a ser una de las principales industrias exportadoras. Como camino a seguir: moda, diseño y calidad.Los sindicatos, presentes en el acto, pusieron el contrapunto a la reunión colocando sobre la mesa las grandes contradicciones que parecen ser inherentes al sector.

"O nos reconvertimos o desaparecen las empresas", apuntó el representante de Pikolinos, Juan Peral, quien propuso varias vías de reciclaje. Aproximarse al consumidor a través de la creación de franquicias, con el inconveniente de dedicarse a la comercialización; distribuir en España los productos facturados en otros países, con el peligro de destruir el empleo nacional; fabricar la propia marca en el exterior o robotizar las mercantiles, son algunas de las posibilidades apuntadas. Peral afirmó que en los últimos años, en todos lo países productores de calzado, han descendido las empresas productoras, salvo en España, donde el aumento de la renta y la inflación han provocado un incremento, paralelo a descensos en competitividad.

Desde la firma Martinelli, Joaquín Martínez instó a las marcas a no entrar en una guerra de precios con otros países, y apostó por crear empresas mixtas para la subcontratación de trabajo. Martínez propuso incentivar a los nuevos diseñadores mediante la creación de premios. Pedro Miralles, representante de la marca del mismo nombre, consideró que los empresarios "se quedan más obsoletos cada día".

El presidente de los industriales del calzado de Elche, Antonio Galiana, se mostró optimista y consideró que es "demasiado pronto para producir fuera". "Aún nos quedan 15 años", dijo.

Cuando todos hablaban de la importancia de la marca, el diseño o la moda, las intervenciones de los sindicatos pusieron el punto de crítica. "Competid en diseño y moda, no os copieis", espetó el secretario comarcal de CC OO, Pascual Pascual, quien consideró que los industriales deben "recuperar el orgullo empresarial con proyectos a largo plazo". "Históricamente, en Elche ha habido tres almacenes, pero ahora hay más que fábricas", dijo en tono crítico, refiriéndose al crecimiento de empresas dedicadas sólo a la distribución de mercancías, que en gran medida son las que generan dinero negro. De hecho, una zona de la ciudad, en la que predominan este tipo de mercantiles, es conocida en fuentes sindicales como la Andorra o el duty free ilicitano. Su homólogo de UGT, Emilio Doménech, continuó con la diatriba, apuntando que no es "una solución" trasladar a terceros países la producción. Sobre la falta de mano de obra especializada, Doménech dijo que los cursos Forcem, para la mejora de la especialización de los trabajadores en el sector, "no tienen ningún interés por la precariedad que asola al sector". Entre tanto, el secretario de la patronal ilicitana, Pedro Méndez, consideró que los productos "que no se puedan hacer aquí", habrá que trasladarlos al exterior. Algo que, según su consideración, no es fácil, ya que se debe mantener aquí la imagen y la comercialización. Eso sí, los productos "estrella" seguirán en casa.

Como explicó el representante de Martinelli, en 1894 la producción de espardenyes en Elche ocupaba a cerca de 10.000 trabajadores, y en 1930 se extendió a toda la población. Desde entonces ha habido notables cambios en los modelos empresariales y de producción. Estos años pueden ser el comienzo de uno más.

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