Condenado por el integrismo

El escritor sirio Haidar Haidar, de 64 años, muestra con parsimonia decenas de fotocopias de periódicos en los que se pide su cabeza. Ejemplares egipcios, argelinos, sirios, libaneses, tunecinos, jordanos e incluso los que se publican en Londres entre la comunidad musulmana. El motivo: la reedición en Egipto de la que es considerada como su obra magna, El banquete de las hierbas marinas, tachada de blasfema por los fundamentalistas islámicos.El integrista Partido Laborista egipcio y su portavoz, el diario Al Shaab, encabezan desde hace varios meses una virulenta campaña contra Haidar y la "per...

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El escritor sirio Haidar Haidar, de 64 años, muestra con parsimonia decenas de fotocopias de periódicos en los que se pide su cabeza. Ejemplares egipcios, argelinos, sirios, libaneses, tunecinos, jordanos e incluso los que se publican en Londres entre la comunidad musulmana. El motivo: la reedición en Egipto de la que es considerada como su obra magna, El banquete de las hierbas marinas, tachada de blasfema por los fundamentalistas islámicos.El integrista Partido Laborista egipcio y su portavoz, el diario Al Shaab, encabezan desde hace varios meses una virulenta campaña contra Haidar y la "permisividad" del ministro de Cultura egipcio, Farouk Hosni, que autorizó la reedición del libro.

Miles de estudiantes de la Universidad islámica de Al Azhar se manifestaron contra la novela azuzados por el periódico. "El Partido Laborista envió a la universidad un supuesto informe sobre mi obra, pero ninguno de los jóvenes que participaron en las manifestaciones dijo haberla leído, a preguntas de los periodistas", asegura Haidar, considerado como uno de los mejores escritores de Siria y candidato al Nobel de Literatura.

Más de 350 intelectuales apoyaron a Haidar y, a finales de mayo, el Gobierno egipcio suspendió al Partido Laborista y cerró su periódico. El escritor no entiende la controversia que ha generado su libro, que se publicó por vez primera en 1983. "En Egipto hay elecciones y la campaña se ha generado, con el pretexto de la obra, en contra del Gobierno actual y del ministro de Cultura", piensa.

Pero Haidar está señalado. De nada ha servido que el escritor nunca se haya caracterizado por atacar al islam ni que contribuyera a la arabización de Argelia a partir de 1970, o que, mientras residía en Líbano durante la guerra civil, defendiera la causa palestina. Ni siquiera que, para retornar a Siria después de un exilio en Chipre por su defensa de la democracia, tuviera que comprometerse a no hablar del régimen político. Está marcado.

Estas declaraciones se publican, por razones de seguridad, cuando el escritor ya ha regresado a Siria, después de haber participado en un encuentro organizado por la Universidad Rovira i Virgili (URV) de Tarragona, durante el que tuvo que ser escoltado por la policía. "Yo no tengo miedo, pero sí noto el miedo entre mis colegas con los que me une el mismo vínculo y objetivo: la democracia y la libertad".

Haidar niega que en su obra haya un ápice de blasfemia. "Los fundamentalistas, con el editor de Al Shaab, Mohamed Abbas, a la cabeza, extrajeron de contexto algunas frases del libro, se fijaron en los personajes no musulmanes, en aquellos que critican el islam, pero dejaron de lado a los musulmanes. Y aseguraron que lo que decían los personajes de ficción era mi pensamiento", explica. Nada más lejos de la realidad. Haidar habla con mucho respeto de su religión. "¿Límites a la creación literaria?", se pregunta. "Los escritores son libres y sólo dependen de sí mismos. El islam, como el resto de religiones, da la posibilidad de interpretar sus fundamentos", responde.

Haidar es consciente de la amenaza integrista que pesa sobre los intelectuales. Su editor egipcio, el también escritor Ibrahim Aslan, que enmarcó la reedición de El banquete de las hierbas marinas en una serie sobre autores del mundo árabe, también está amenazado de muerte. "Es una batalla entre los escritores y el fanatismo", resume Haidar, que piensa que esta polarización continuará y que el peligro sobre la libertad de expresión existe. "Habrá unos que me tendrán como a un ídolo, pero otros se protegerán y no se arriesgarán para escribir. No soy ni el primero ni el último amenazado. Pero habrá jóvenes que seguirán luchando", asegura.

El escritor sirio, cuya obra Espejos de fuego se está traduciendo al castellano para ser publicada, considera que la situación puede postergarse en el mundo árabe hasta que se produzca una revolución, de la que está necesitado, "al estilo de la francesa, que redunde en el establecimiento de una democracia responsable, con una separación entre la Iglesia y el Estado". Pero reconoce que aún tardará en llegar. Por el momento, asegura, la sociedad en el mundo árabe se divide entre aquellos que abogan por la democracia y la libertad y los que sólo pretenden un regreso a "épocas pretéritas de oscuridad".

Por el momento, a Haidar sólo le queda defenderse con la palabra. Ha enviado una carta a los periódicos del mundo árabe con un título más que explícito: No más fascismo en el siglo XXI.

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