Los nuevos amos de la Bolsa

Javier A. presume de ganar, de media, unas 40.000 pesetas al día gracias a la Bolsa y a Internet. Tiene 55 años y se retiró hace cinco a una pequeña villa de la costa este española para dedicarse a lo que más le gusta: "Ganar dinero". La imagen de un accionista padre de familia que se limita a invertir en grandes empresas y, sólo de tanto en tanto, consulta a su banco, está cambiando. El modelo estadounidense de compraventa de acciones a través de Internet -utilizado allí por cinco millones de inversores cada día- empieza a extenderse en España.Muchos inversores como Javier van más por libre a...

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Javier A. presume de ganar, de media, unas 40.000 pesetas al día gracias a la Bolsa y a Internet. Tiene 55 años y se retiró hace cinco a una pequeña villa de la costa este española para dedicarse a lo que más le gusta: "Ganar dinero". La imagen de un accionista padre de familia que se limita a invertir en grandes empresas y, sólo de tanto en tanto, consulta a su banco, está cambiando. El modelo estadounidense de compraventa de acciones a través de Internet -utilizado allí por cinco millones de inversores cada día- empieza a extenderse en España.Muchos inversores como Javier van más por libre a la hora de negociar sus acciones. Los más profesionales tienen un ordenador, han abierto una cuenta en Internet, consultan información en tiempo real y utilizan las técnicas de análisis matemático para adivinar cómo será la vida de un valor cotizado. La Bolsa en directo -la que permite comprar y vender en tiempo real- se convierte poco a poco en una moda, pero también en una droga para los adictos a jugarse el dinero por su cuenta y riesgo. En 2004, los brokers online de la Unión Europea esperan repartirse 14 millones de cuentas en Internet, 10 veces más que hoy, según las previsiones de Forrester, una consultora estadounidense.

Un año después del nacimiento oficial de la industria bursátil online, en España es complicado aventurarse a cifrar el número de clientes que compran y venden acciones por Internet con asiduidad. No hay ninguna asociación que los cuantifique. Los responsables de SelfTrade, un broker francés que opera sólo en la red y que se estrena el lunes en España, calculan unos 60.000.

El negocio es demasiado incipiente para estar seguros y todo son previsiones. El banco de inversión JP Morgan tiene la suya. La consultora -que estima que en España hay 2,3 millones de pequeños inversores- calcula que sólo un 2% de los españoles que invierten en Bolsa lo harán a través de la red este año. La cifra alcanzará el 26% en los tres años siguientes.

El control con un dedo

Jugarse dinero en la Red tiene su atractivo por la sensación de controlar el mercado con un solo dedo (el que maneja el ratón del ordenador), pero sobre todo se trata de inmediatez y sencillez. Además, el precio que se paga cada vez que se ejecuta una operación online es más barato. Las órdenes se cursan -siempre a través de una sociedad registrada- en tiempo real; si el tráfico lo permite, con unos segundos de diferencia.

Internet ha puesto al alcance del más pequeño de los inversores la misma información de que disponen los profesionales de la Bolsa. Miles de páginas ofrecen datos sobre los mercados en tiempo real. Una buena excusa para comprar y vender sin consultar a los expertos. Las autoridades bursátiles, sin embargo, advierten del riesgo de trabajar por libre. "No es peligroso, hasta los asesores profesionales se equivocan", afirma Víctor Martín, un profesor de instituto que invierte en Bolsa desde 1997.

No es tan sencillo. La Comisión Nacional de Valores, vigilante de los mercados, detectó la semana pasada 22 webs sospechosas de albergar ofertas fraudulentas, manipular los precios y propogar información falsa -el rumor es una de las aficiones preferidas del especulador- o privilegiada. Se recomienda prudencia.

No obstante, las agencias de valores y bancos que ofrecen el servicio en España se multiplican con poco recato. Lo mismo pasa con las páginas educativas que asesoran al inversor y los foros de discusión en la red. La literatura especializada se desarrolla con la misma velocidad.

La filosofía del inversor

Pascal Monmoine es uno de los inversores que han creado en EE UU un club online, de nombre PM Traders. Su filosofía: "Si la jornada empieza bien y no hemos sabido sacarle provecho, mejor que dediquemos el día a hacer otra cosa, como estar con nuestros hijos, leer un buen libro o jugar al golf".

Javier, el que vive (y bien) de sus acciones y que no quiere que su apellido se publique, también es aficionado al golf y un adicto confeso a la Bolsa. A las nueve de la mañana se sienta frente a su ordenador y apuesta. Realiza de media entre ocho y nueve operaciones al día. Él también tiene su sistema. "Me marco un tope, de manera que nunca pierdo más de un 5%". El resto es secreto. Entre una operación y otra no suelen pasar más de dos o tres horas. Javier ha llegado a comprar y vender acciones de una misma compañía tres veces en una jornada.

Para especular el tiempo cuenta, y mucho. Internet permite al inversor ávido de dinero fácil cursar las órdenes de compra en minutos. En la Bolsa, donde los valores oscilan por segundos, unos minutos de más pueden suponer pérdidas. Las firmas consultadas constatan que esta nueva forma de invertir predispone a aumentar el número de operaciones. Así, los pequeños ahorradores han empezado a comprar y vender en el mismo día, actividad reservada a las sociedades de valores.

Hay más operaciones, el dinero se mueve más, y más rápido. Más liquidez, más volatilidad... El Nasdaq ofrece un ejemplo extremo. En el mercado de las nuevas tecnologías de Nueva York, el cien por cien del capital cambia de manos cada tres o cuatro días. "Habrá un aumento significativo del número de órdenes", opina Álvaro Millán, analista de Renta 4. El 5% del volumen de negocio de esta agencia de valores proviene de la compraventa de acciones en Internet.

Jaime López de Letona, de Ibersecurities, no ve muy claro que la imagen de un inversor estadounidense enganchado al ordenador se pueda importar a España. "Lo bueno de todo esto es que Internet democratizará las inversiones; no importa el dinero que tenga el cliente, la prioridad para ejecutar una operación es la misma".

Quizás por eso, inversores natos como Javier sienten algo especial cuando juegan a la Bolsa en la red: "Mi manera de invertir ha cambiado totalmente. Con Internet eres el amo".

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