Cartas al director

Yo no me llamo Javier de la Rosa

He sido toxicómano durante muchos años de mi vida; pero con muchos esfuerzos y la ayuda de mi familia conseguí dejarlo. Llevaba dos años sin consumir. Cuando dejé de consumir, en una revisión médica me comunican que soy seropositivo (VIH) y, encima, que tengo cáncer.Pero con ésas encuentro un trabajo para ayudar a mi mujer y a mi hijo; pero todo esto era poco, tenía que entrar a prisión a cumplir una condena de un delito que había cometido años atrás, cuando era toxicómano. Tenía que cumplir 14 meses de prisión. Entro en prisión y la Dirección General de Instituciones Penitenciarias me otorga ...

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He sido toxicómano durante muchos años de mi vida; pero con muchos esfuerzos y la ayuda de mi familia conseguí dejarlo. Llevaba dos años sin consumir. Cuando dejé de consumir, en una revisión médica me comunican que soy seropositivo (VIH) y, encima, que tengo cáncer.Pero con ésas encuentro un trabajo para ayudar a mi mujer y a mi hijo; pero todo esto era poco, tenía que entrar a prisión a cumplir una condena de un delito que había cometido años atrás, cuando era toxicómano. Tenía que cumplir 14 meses de prisión. Entro en prisión y la Dirección General de Instituciones Penitenciarias me otorga el tercer grado para salir todos los días a trabajar; sólo iba a la cárcel a dormir. Pero, debido a esta situación angustiante, al avance de mi enfermedad y el sólo ver a mi familia los fines de semana, la sensación de soledad me indujo a consumir esporádicamente heroína. Por ello, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias me corta las salidas para ir a trabajar y con ello dejo de ayudar a mi mujer y mi hijo; sin haber cometido ningún delito se me mete en prisión, se me condena por consumir cuando por todos es reconocido que el consumo es una enfermedad. Entonces se me está condenando por tener esta enfermedad.

Al señor De la Rosa, porque sufría una depresión, se le otorgó cumplir la prisión atenuada en su casa (cosa de la que me alegro); pero yo no tengo dinero para abogados y estoy en un módulo del CPQC, donde reina la miseria, la desidia y desesperación. Donde no se han ocupado ni de llevarme al hospital para pasar la revisión del cáncer que padezco. Pero es cómico que pase a tener anticuerpos de sida, que mi familia pase necesidades, de tener cáncer, de que no se preocupen en lo más mínimo de la enfermedad que tengo se me dice que todo esto ¡es por mi bien!, esto es una broma, pensé; pero más bien es por no llamarme Javier de la Rosa.- . MR-3 del Centro Penitenciario de Quatre Camins.

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