Reportaje:

La memoria de las víctimas

El 50% de los errores judiciales que se cometen en Estados Unidos se deben a fallos en la identificación de sospechosos. En España no existen datos contrastados, pero Margarita Diges, (Madrid, 1954), catedrática de Psicología de la Memoria de la Universidad Autónoma de Madrid, cree que las cifras son extrapolables. Diges pronunció la semana pasada una conferencia en la Facultad de Psicología de San Sebastián.La víctima de una violación, por ejemplo, jura que nunca olvidará el rostro de su agresor, pero cuando acude a una rueda de reconocimiento apunta, muchas veces, con absoluta seguridad al h...

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El 50% de los errores judiciales que se cometen en Estados Unidos se deben a fallos en la identificación de sospechosos. En España no existen datos contrastados, pero Margarita Diges, (Madrid, 1954), catedrática de Psicología de la Memoria de la Universidad Autónoma de Madrid, cree que las cifras son extrapolables. Diges pronunció la semana pasada una conferencia en la Facultad de Psicología de San Sebastián.La víctima de una violación, por ejemplo, jura que nunca olvidará el rostro de su agresor, pero cuando acude a una rueda de reconocimiento apunta, muchas veces, con absoluta seguridad al hombre equivocado. No es nada deliberado. Simplemente le falla la memoria. Reconstruye una escena que vivió angustiada, de noche y en un espacio breve de tiempo. Recuerda además el drama, matizado por los datos leídos en los periódicos, trastocado por el paso del tiempo o incluso por la sugestión de terceros en el momento de la identificación. "La correlación entre seguridad de la víctima a la hora de identificar y la exactitud es así de cero. Una persona que no duda también se equivoca". Y así pueden pagar justos por pecadores. Se tiende a pensar que las víctimas recuerdan mejor que los terceros a sus agresores. Diges indica que puede "ser más bien al contrario, por efecto del estrés que sufre quien tiene una navaja en el cuello".

Lo sabe por experiencia. Fue rehén en un atraco y experimentó "el foco en el arma". Apenas recuerda datos relevantes porque no fue capaz de quitar los ojos del arma. En cambio, se quedó con "aspectos tan irrelevantes" como que la media que cubría el rostro del atracador tenía una carrera. El rostro es además "un estímulo visualmente muy complejo", dice, que cuando surge el miedo se utiliza para sacar más información "a nivel emocional".

La identificación no resulta así tan sencilla como podría esperarse. Además, y aunque se tiende a creer que la identificación es una prueba para corroborar "a veces se toma como inicio de una investigación y el trabajo va encaminado a buscar nuevos indicios para incriminar a los sospechosos identificados", indica. Entra además en juego el poder de sugestión en las ruedas de reconocimiento. "La primera identificación a la que yo asistí, todos sabíamos quién era el sospechoso. Cuando la víctima entró en la sala, señaló a la persona equivocada y supo, por nuestro silencio, que se había equivocado y rectificó".

El grado de sugestión es aún más alto si la víctima es un niño. "Puede estar convencido de que cuenta la verdad y sin embargo, relatar algo sugerido por las preguntas mal hechas de sus padres o de quienes le interrogan". Diges entra en el escabroso tema de las agresiones sexuales a menores y no le asusta mantener una postura impopular: "Se está tomando muy a la ligera y se está acusando a inocentes en un grado mucho más alto de lo que se cree". A Diges le consta que se está utilizando como táctica contra el padre en los casos de separación y divorcio.

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