FÚTBOL 37ª jornada de Liga

El 'annus horribilis' de Lopera

El presidente del Betis asume con el descenso el estrepitoso fracaso de su proyecto deportivo

Lo que se venía rumiando desde que el Sevilla consumó su descenso es ya una realidad. La ciudad de Sevilla y los casi 65.000 socios que suman entre ambos clubes se ha quedado sin representantes en Primera División, algo que no ocurría desde la temporada 1973/74. El Betis es ya aritméticamente equipo de Segunda División. Y lo es por deméritos propios. Su derrota ante el Madrid ha sido el último empujón que necesitaba para consumar un desastre en parte ya asumido. Lo cierto es que el descenso es el final previsible de la tan nefasta trayectoria que ha seguido el equipo verdiblanco esta temporada...

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Lo que se venía rumiando desde que el Sevilla consumó su descenso es ya una realidad. La ciudad de Sevilla y los casi 65.000 socios que suman entre ambos clubes se ha quedado sin representantes en Primera División, algo que no ocurría desde la temporada 1973/74. El Betis es ya aritméticamente equipo de Segunda División. Y lo es por deméritos propios. Su derrota ante el Madrid ha sido el último empujón que necesitaba para consumar un desastre en parte ya asumido. Lo cierto es que el descenso es el final previsible de la tan nefasta trayectoria que ha seguido el equipo verdiblanco esta temporada, estigmatizado aún por el lastre que arrastraba del también convulso curso pasado.Y es que el Betis ha destacado en casi todos los apartados negativos de la Liga. Sus números son un fiel reflejo del fracaso deportivo que le ha llevado a Segunda, categoría que abandonó en la temporada 1993/94 tras pasar tres largas temporadas en ella con la promesa de su presidente, Manuel Ruiz de Lopera, de que nunca más se hablaría del "pobrecito Betis" porque no se volvería a jugar en Segunda. De los 37 partidos disputados hasta el momento, el Betis sólo ha ganado 10 (ocho en casa y dos fuera, en Vallecas ante un mermado Rayo con nueve jugadores allá por el mes de octubre de 1999 y la inesperada victoria ante el Valladolid). Ha perdido 18 encuentros, cinco de ellos en casa y 13 fuera y ha empatado nueve.

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Además, el equipo verdiblanco se ha ganado a pulso que le consideren el conjunto menos peligroso de todo el campeonato: sólo ha conseguido 31 goles, cinco de ellos de penalti (19 en casa y 12 fuera) y ha encajado 55. De los 37 encuentros que ha disputado se ha quedado sin marcar en 15. A tres doctores apeló Lopera para curar a este enfermo imaginario -Carlos Griguol, Guus Hiddink y Faruk Hadzibegic- y sólo el último pareció dar con un diagnóstico certero, aunque sin tiempo para aplicar el remedio por estar ya el enfermo casi desahuciado y sus más allegados haciéndose el cuerpo para el duelo que se avecinaba.

"No salgo de casa. Trabajo hasta la madrugada, ni siquiera voy a la feria. Sólo pienso en la mancha que para el Betis supone bajar a Segunda", decía compungido Lopera el día que confió a Hadzibegic que obrase el milagro de la salvación, al tiempo que aseguraba en referencia al alegre descenso que consumó el Sevilla ante el Oviedo: "Yo sí voy a llorar la muerte de los míos, no como otros que han hecho de su funeral una boda". Un funeral que al presidente del Betis no le pilla de improviso.

Buscó en Guus Hiddink el revulsivo que necesitaba un equipo desnortado por el continuo ir y venir de técnicos en las dos últimas temporadas (Aragonés, Antonio de Oliveira, Cantatore, Clemente, Griguol, Hiddink y el último, Hadzibegic), pero se equivocó de lleno. El preparador holandés llegó a falta de 16 jornadas hablando de UEFA cuando la realidad verdiblanca era bien distinta. Trece Betis en 13 jornadas empleó Hiddink sin obtener fruto alguno. El empate se hizo norma y si se salía de este resultado era para ir a peor (seis derrotas, seis empates y una victoria). "Ya no sólo le hemos visto las orejas al lobo, sino que nos hemos metido en el bosque, nos hemos perdido y encima estamos rodeados de lobos", ironizaba Lopera en la presentación de Hadzibegic.

Ahora, al presidente del Betis, que asegura que el paso por Segunda será efímero, no le queda mas que reconocer el estrepitoso fracaso de un proyecto personal que comenzó a perfilar hace dos temporadas cuando en el verano de 1998 fichó al que entonces fue el jugador más caro de la Liga española: Denilson de Oliveira, por el que pagó 5.260 millones de pesetas. Quién le iba a decir entonces a Lopera que con ese selecto elenco formado por Alfonso, Denilson, Finidi, -"Comprado en una boutique no como otros [el Sevilla] que compran en una tienda de todo a 20 duros", que decía el presidente a principios de temporada- el Betis iba a verse de nuevo en tan lastimoso trance de penar por los campos de la Segunda División.

Los 11.000 millones en fichajes que Lopera asegura ha invertido en su ambicioso proyecto (Benjamín, Ito, Romero, Crosa, Filipescu, entre otros) más los 3.000 que ya lleva invertidos Técnica de Garantías, SA (Tegasa) en la mitad del nuevo estadio que lleva su nombre, convertirán al Betis en el club más grande de Segunda. Una división revalorizada que desde ayer acoge a otro ilustre miembro en el selecto y defenestrado grupo que ya forman Sevilla y Atlético de Madrid.

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