NEGRITAS

Cruces Jesús Arias

¡Qué marcha! ¡Qué pedazo de botellón les espera a los granadinos el Día de la Cruz! O, mejor dicho, los días de la Cruz. Porque no será sólo el 3 de mayo, miércoles. Sino que puede empezar el 28 de abril, que es viernes de fin de semana, seguir el sábado, el domingo, el lunes, que es fiesta, el martes, que es puente, el miércoles, que es el Día de la Cruz, el jueves, que es casi viernes, el viernes, que es viernes por completo, y el sábado, que será 6 de mayo. Nueve días de marcha. Y sólo mediará una semana de descanso con la resaca de la Semana Santa.El tripartito de José Moratalla (casualida...

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¡Qué marcha! ¡Qué pedazo de botellón les espera a los granadinos el Día de la Cruz! O, mejor dicho, los días de la Cruz. Porque no será sólo el 3 de mayo, miércoles. Sino que puede empezar el 28 de abril, que es viernes de fin de semana, seguir el sábado, el domingo, el lunes, que es fiesta, el martes, que es puente, el miércoles, que es el Día de la Cruz, el jueves, que es casi viernes, el viernes, que es viernes por completo, y el sábado, que será 6 de mayo. Nueve días de marcha. Y sólo mediará una semana de descanso con la resaca de la Semana Santa.El tripartito de José Moratalla (casualidad: su primer teniente de alcalde se llama Antonio Cruz) quiere poner coto a tanto desenfreno y ha ordenado a la policía que impida que las barras que se instalarán por todas las calles de Granada, principalmente en el Albaicín, con motivo de la fiesta, estén abiertas más de dos días, del 2 al 4 de mayo. Pero es que en Granada ya no hacen falta barras para convertir en bar cualquier rincón de la ciudad. Bastan dos botellas de whisky, un par de litros de refresco de cola y un banco en el que sentarse con los colegas.

Granada debería ir olvidando su vieja pretensión de ser capital cultural para sustituirla por la más turística de capital de la juerga. Así le saldrían los números al concejal andalucista Jesús Valenzuela, que hace unos días ni siquiera estuvo presente en una rueda de prensa del solista de guitarra Eliot Fisk. ¿Y quién es este Eliot Fisk?, se preguntará la mayoría de los ciudadanos. Pues nada menos que el discípulo favorito del genial Andrés Segovia, su sucesor a la guitarra, un norteamericano que, convertido por la música del maestro, se fue a vivir al Albaicín.

A Fisk le han dado de lado las instituciones. El concertista decidió hace unos años crear unos cursos para alumnos de todo el mundo. Los cursos dieron lugar a un festival, que lleva precisamente su nombre, y que atraía la atención internacional. El certamen ha tenido que reducirse drásticamente porque ni siquiera se han alcanzado los tres millones de pesetas que se necesitaban para organizarlo. Se ha quedado en 800.000. El Ayuntamiento de Granada aporta la friolera de ¡200.000 pesetas! Eliot Fisk es, a propósito, el catedrático de guitarra clásica del Mozarteum de Salzburgo. Si el divino Wolfgang Amadeus Mozart levantara la cabeza... Eso sí, no tendremos festival Fisk, pero sí Día de la Cruz. Qué cruz.

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