La afición expresa la falta de compromiso

A la que Eto'o, un camerunés cedido por el Madrid al Mallorca que había marcado el primer gol y acabaría por armar el tercero, metió el segundo, la hinchada optó por abandonar el Camp Nou. Fue un acto de rendición en toda regla que tanto el entrenador como los jugadores entendieron.La falta de compromiso con el equipo, y cada vez más con la institución, amenaza con desnaturalizar al Barça. Puesto que la junta ha montando un equipo que sólo tiene sentido cuando gana, en el momento en que pierde, nada tiene razón de ser, así que la mayoría de socios optaron ayer por defenderse ninguneando al pa...

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A la que Eto'o, un camerunés cedido por el Madrid al Mallorca que había marcado el primer gol y acabaría por armar el tercero, metió el segundo, la hinchada optó por abandonar el Camp Nou. Fue un acto de rendición en toda regla que tanto el entrenador como los jugadores entendieron.La falta de compromiso con el equipo, y cada vez más con la institución, amenaza con desnaturalizar al Barça. Puesto que la junta ha montando un equipo que sólo tiene sentido cuando gana, en el momento en que pierde, nada tiene razón de ser, así que la mayoría de socios optaron ayer por defenderse ninguneando al palco y a la cancha, sabedora de que nadie les daría explicaciones.

Ha perdido el Barça capacidad de razonamiento. Va de un extremo a otro, sin encontrar el punto de equilibrio, encadenando tantas victorias como derrotas.Víctima de la desmesura, no pierde un partido importante, sino dos; no encaja un gol, sino tres; a Rivaldo igual le da por marcar cinco tantos en seis partidos seguidos para luego quedarse cinco sin anotar; y no cae sólo en Mallorca, sino en la ida y en la vuelta, como ocurrió también con el Alavés.

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Más allá de la ausencia del capitán Guardiola, futbolista siempre trascendente, las derrotas ante el Chelsea y el Mallorca cuentan con ciertos factores en común. El Barça tiene una gran dificultad para manejarse frente a rivales agresivos, capaces de romper la medular azulgrana, pillada en inferioridad numérica respecto a la contraria, y al tiempo es un grupo dócil, presa de la contrariedad, a veces impotente, tanto que pasa de jugar a un toque a convertirse en un futbolín sin que medie argumento. Técnicamente perfecto, el Barcelona está falto hoy de oficio, pero también de carácter, orgullo, rebeldía y sobre todo de compromiso. La actitud de la hinchada es, pues, comprensible: puesto que le costaba identificarse con algo, no valía la pena sufrir por nadie.

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