Cartas al director

Farmacias

He leído con agrado el artículo de Vicente Verdú sobre las farmacias en EL PAÍS del sábado 25 de marzo. Y digo con agrado porque desgraciadamente los farmacéuticos estamos acostumbrados a leer referencias en los medios en las que se degrada sistemáticamente nuestra profesión, muchas veces injustamente. Es un artículo cariñoso hacia unos profesionales infravalorados e infrautilizados, en muchos casos, que luchan por adaptarse a los tiempos cambiantes.Es la profesión farmacéutica centenaria y siempre ha sido prestigiosa y reconocida socialmente hasta años recientes. Pienso que no es autoadulació...

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He leído con agrado el artículo de Vicente Verdú sobre las farmacias en EL PAÍS del sábado 25 de marzo. Y digo con agrado porque desgraciadamente los farmacéuticos estamos acostumbrados a leer referencias en los medios en las que se degrada sistemáticamente nuestra profesión, muchas veces injustamente. Es un artículo cariñoso hacia unos profesionales infravalorados e infrautilizados, en muchos casos, que luchan por adaptarse a los tiempos cambiantes.Es la profesión farmacéutica centenaria y siempre ha sido prestigiosa y reconocida socialmente hasta años recientes. Pienso que no es autoadulación, sino justicia, reconocer que ha dado y sigue dando ilustres científicos y sanitarios eminentes. Es cierto que desde la irrupción de los específicos elaborados por la nueva industria farmacéutica la función del farmacéutico como elaborador directo de los medicamentos ha finalizado, pero permanece como agente sanitario, consejero y tutor de la correcta dispensación de los fármacos. Por su inquietud y buena preparación universitaria, ha destacado, con éxito, en diferentes campos, como análisis clínicos, ortopedia, óptica, alimentación, hospitales, industria, etcétera. Pero hemos asistido, desde hace unos años, a campañas que presentan al farmacéutico con oficina de farmacia como un eslabón más de la distribución que lo único que hace es encarecer el precio del producto final. Quizás se trate de una moda, de una ola más dentro de la marea neoliberal-economicista que nos amenaza socialmente; eso sí, bien alimentada desde sectores económicos potentes, como multinacionales de la distribución en grandes superficies.

Pienso en la farmacia del futuro como un punto de salud integrado en la red de asistencia primaria. Si lo que se pretende es machacar a la farmacia, que se haga consecuentemente eliminando una carrera universitaria de gran raigambre. Así, quizás, después de unos años, caigamos en la cuenta de que el farmacéutico es útil e indispensable.- .

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