Una mujer de 30 años aparece degollada en su casa de Castebell i el Vilar

Una mujer de 30 años fue asesinada ayer en su domicilio, en Castellbell i el Vilar (Bages). La víctima murió degollada a pocos metros de su hija de un año y medio, pero el autor de los hechos no dejó huellas aparentes. El equipo de la policía judicial de la Guardia Civil que investiga los hechos no encontró otros signos de violencia en el cuerpo ni en el domicilio. Tampoco encontró el arma que causó la muerte.

Los vecinos no se percataron de ningún movimiento extraño en el domicilio durante la mañana de ayer, a pesar de que enfrente de la casa hay un edificio en obras y que la activid...

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Una mujer de 30 años fue asesinada ayer en su domicilio, en Castellbell i el Vilar (Bages). La víctima murió degollada a pocos metros de su hija de un año y medio, pero el autor de los hechos no dejó huellas aparentes. El equipo de la policía judicial de la Guardia Civil que investiga los hechos no encontró otros signos de violencia en el cuerpo ni en el domicilio. Tampoco encontró el arma que causó la muerte.

Los vecinos no se percataron de ningún movimiento extraño en el domicilio durante la mañana de ayer, a pesar de que enfrente de la casa hay un edificio en obras y que la actividad es constante.La fallecida, Josepa Serrans Sarrà, casada y madre de una hija, pidió a primera hora de la mañana que el médico de la empresa en la que trabajaba, Torcidos Ibéricos, le llamara para resolver unos problemas de salud que ya el pasado viernes le impidieron acudir al trabajo. El médico llamó a Serrans a las 9,40 de la mañana, pero no respondió nadie. Posiblemente a esta hora ya se había producido el crimen. Josepa Serrans estaba sola con su hija. Su marido trabaja fuera y ella tenía que ir al laboratorio de su empresa a la 13.30 horas.

Nadie se dio cuenta de nada hasta que, hacia la una de la tarde, el padre de Josepa acudió al domicilio intranquilo porque su hija no le había llevado a casa la pequeña, como hacía habitualmente poco después de las doce. Él fue quién encontró el cuerpo sin vida en el comedor y a la pequeña sollozando en su habitación.

La Guardia Civil no tiene una hipótesis sobre el móvil del crimen y considera que la escasez de pruebas complicará la investigación. La mujer llevaba una vida normal, no se le conocían problemas personales y los compañeros de trabajo explican que era simpática, abierta, de trato amable y muy bonita, de modo que en su entorno no se aprecia ningún indicio sobre las causas de su muerte.

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