Crítica:CRÍTICA TEATRO

Musical americano

ChicagoDe Fred Ebb, Bob Fosse, John Kander. Intérpretes, Angels Gonyalons, Lia Uyá, Sonia Dorado... Iluminación, Nicolás Fischtel. Vestuario y escenografía, Pere Francesch. Dirección musical, Xavier Navarro, Arnau Vila. Dirección, Ricard Reguant. Valencia. Teatro Principal.

El bailarín y coreógrafo norteamericano Bob Fosse es uno de los grandes del espectáculo primero por su afortunada nacionalidad para esos menesteres, y después por su talento personal. Aparte de sus famosas películas y otras coreografías, basta haberle visto hacer La Serpiente en una versión de cine de El principito p...

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ChicagoDe Fred Ebb, Bob Fosse, John Kander. Intérpretes, Angels Gonyalons, Lia Uyá, Sonia Dorado... Iluminación, Nicolás Fischtel. Vestuario y escenografía, Pere Francesch. Dirección musical, Xavier Navarro, Arnau Vila. Dirección, Ricard Reguant. Valencia. Teatro Principal.

El bailarín y coreógrafo norteamericano Bob Fosse es uno de los grandes del espectáculo primero por su afortunada nacionalidad para esos menesteres, y después por su talento personal. Aparte de sus famosas películas y otras coreografías, basta haberle visto hacer La Serpiente en una versión de cine de El principito para saber cómo se las gastaba el tipo sobre el escenario.

Digo esto porque me parece que hay cosas inequívocamente americanas, como es el musical de Broadway o la comedia musical en cine, que sólo muy cuidadosamente cabe trasladar a otros escenarios, y más si el espectáculo se produce en un país como el nuestro, que carece de toda tradición al respecto, exceptuando la medio abandonada zarzuela. La ventaja de esa carencia es la posibilidad de deslumbrar con un montaje que, a poco que se esfuerce, siempre parecerá nuevo para el espectador de aquí. No es el caso de este Chicago, pese al buen y potente trabajo de Angels Gonyalons y del cuerpo de baile. Primero, porque el libreto no es de los que marcan época, y segundo porque Ricard Reguant dista de ser un especialista en este tipo de trabajos, y eso se nota.

Y se nota, sobre todo, en el notable desajuste entre los números bailados, donde se respeta más o menos las coreografías originales, y el resto de pasajes de la obra, incluidas las numerosas canciones. Un desajuste donde se pierde el ritmo y el espectáculo se desangra sin remedio, como si sólo estuviese montado con dedicación el movimiento de los bailarines. Fallido a medias, con apuntes de interés cuando se sujeta al original, Chicago interesa por la infrecuencia de un montaje de esa clase.

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