La variante de Cervera quedó colapsada tres días después de su inauguración

La variante de la carretera N-II a su paso por Cervera (Segarra), inaugurada el pasado jueves por un alto cargo del Ministerio de Fomento, no ha superado la primera prueba de fuego: la ronda quedó colapsada el domingo por los miles de vehículos, la mayoría camiones, que se dirigían al área metropolitana de Barcelona y provocó la indignación de los conductores que se vieron atrapados en la vía. La variante de Cervera, de 6,8 kilómetros de longitud, se abrió al tráfico para acabar con las retenciones que se originaban en la travesía de la población de Cervera, agravadas por la existencia de un t...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La variante de la carretera N-II a su paso por Cervera (Segarra), inaugurada el pasado jueves por un alto cargo del Ministerio de Fomento, no ha superado la primera prueba de fuego: la ronda quedó colapsada el domingo por los miles de vehículos, la mayoría camiones, que se dirigían al área metropolitana de Barcelona y provocó la indignación de los conductores que se vieron atrapados en la vía. La variante de Cervera, de 6,8 kilómetros de longitud, se abrió al tráfico para acabar con las retenciones que se originaban en la travesía de la población de Cervera, agravadas por la existencia de un túnel y un semáforo. Sin embargo, como se temía, la entrada en servicio de la nueva carretera, con tres carriles de circulación en cada sentido, no sólo no ha servido para poner fin a los embotellamientos, sino que ha empeorado la situación.

La ronda, que ha recibido múltitud de críticas porque se ha inaugurado en plena campaña electoral pese a no estar terminada, finaliza en una gran rotonda donde confluyen tres carreteras: la L-303 (Cervera-Agramunt), la L-311 (Cervera-Guissona) y la N-141 (Lleida-Girona), que provisionalmente hace funciones de Eix Transversal.

El origen del caos circulatorio del domingo radica en la solución provisional adoptada por el Ministerio de Fomento para su conexión con la actual N-II en espera de que esta vía se convierta en autovía hasta Igualada. Estas obras durarán más de tres años. Ahora, los vehículos que salen de la variante para enlazar con la N-II o viceversa deben circular dos kilómetros por la L-311, una carretera local con muchas curvas e importantes pendientes. Pasar de repente de tres carriles a uno provoca un efecto embudo. El colapso hubiera sido monumental si muchos conductores no hubieran optado por utilizar el viejo trayecto, tal como recomienda el alcalde de Cervera, el convergente Salvador Bordes, para quienes circulen en dirección a Barcelona.

Lo ocurrido el domingo fue un caos anunciado. Las colas kilométricas provocaron la indignación de los automovilistas, que tardaron más de una hora en atravesar Cervera. Durante el atasco pudieron oírse frases como "esto es una vergüenza" o "esto parece un país tercermundista", en referencia a la provisionalidad del enlace del último tramo de la variante con la N-II.

Herminia Sirvent
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En