El Ballet de Biarritz propone una lectura contemporánea de 'Cascanueces'

El Ballet de Biarritz recala este fin de semana en San Sebastián con una propuesta inspirada en uno de los grandes clásicos, pero construida a partir de un lenguaje contemponáreno. Escenificará hoy y mañana en el Teatro Victoria Eugenia (20.00) una versión minimalista y moderna del Cascanueces que internacionalizó el coreógrafo Marius Petipá. El montaje, diseñado por Thierry Malandain, recupera la integridad de la mítica fábula de Hoffman con la música de Tchaikovski.

Aventurarse a realizar una relectura de un clásico nunca resulta una tarea fácil. Máxime cuando el público tiene como re...

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El Ballet de Biarritz recala este fin de semana en San Sebastián con una propuesta inspirada en uno de los grandes clásicos, pero construida a partir de un lenguaje contemponáreno. Escenificará hoy y mañana en el Teatro Victoria Eugenia (20.00) una versión minimalista y moderna del Cascanueces que internacionalizó el coreógrafo Marius Petipá. El montaje, diseñado por Thierry Malandain, recupera la integridad de la mítica fábula de Hoffman con la música de Tchaikovski.

Aventurarse a realizar una relectura de un clásico nunca resulta una tarea fácil. Máxime cuando el público tiene como referencia una creación de Marius Petipá, uno de los coreógrafos más aplaudidos y menos discutidos de la historia de la danza. Lo reconoció ayer el propio Thierry Malandain: "Me daba miedo releer el trabajo de un gran clásico sobre una grandísima partitura".Pero pesó más su ánimo de recuperar en su integridad el argumento dramático del cuento de Hoffmann que el miedo a no dar la talla. El coreógrafo decidió remontarse a las fuentes de la obra publicada en 1816 e investigar la versión de Cascanueces, de Nuremberg, reescrita por Alejandro Dumas padre, que fue en la que se inspiró Petipá. "Tchaikovski", dijo Malandain, "quedó decepcionado. Él prefería el texto original". Dicha versión obviaba parte del texto, el cuento de La nuez dura, que el coreógrafo francés rescató hace tres años. Sobre el escenario, doce bailarines prestan su técnica a una historia de amor y de príncipes encantados, la que surge la víspera de Navidad entre María, una niña, y el famoso personaje de madera, que le regala su padrino Drosselmeyer. Precisamente, este personaje, uno de los principales protagonistas de la historia, cobrará vida a través del bailarín zarauztarra Isaías Jáuregui, que forma parte de la compañía desde hace siete años.

El montaje se apoya en los parámetros clásicos, pero utiliza un estilo claramente contemporáneo. "No hay tutús, ni bailes en puntas; la escenografía es además minimalista", advirtió el responsable de esta versión de Cascanueces. El espectáculo incluye danzas españolas, árabes, chinas y rusas", que en palabras de Malandain "maravillarán a todo aquel que sufra falta de amor". La suya es una lectura colorista con dosis de "humor", que busca profundizar más en la historia. El coreógrafo busca marcar su propia distancia y huir de clásicos como El lago de los cisnes o La bella durmiente, piezas que afirma adorar, pero que, a su juicio, son "humanamente superficiales".

El Ballet de Biarritz, perteneciente al Centro Coreográfico Nacional de esta ciudad, estrenó Cascanueces en el último trimestre de 1997. Desde entonces la compañía ha representado el espectáculo en países de todo el mundo. Después de su paso por San Sebastián, la historia de Hoffmann les llevará por Estados Unidos y diversos países de Asia.

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