Tribuna:

Programas y demos

Un programa es un anuncio por escrito de algo que se piensa hacer. En elecciones políticas, los programas nos comunican lo que piensan hacer los partidos en el caso de ganar, aunque cada vez son más vagos en sus promesas. Ya no representan una filosofía social, una concepción general de la sociedad que determina medidas y planes concretos. Además, como se prometen antes de los resultados, tienen poca credibilidad.Los programas de computador, formulados en lenguaje informático, tam-bién son un anuncio escrito de lo que pretenden hacer. Es cierto que algunos también se anuncian con grandes palab...

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Un programa es un anuncio por escrito de algo que se piensa hacer. En elecciones políticas, los programas nos comunican lo que piensan hacer los partidos en el caso de ganar, aunque cada vez son más vagos en sus promesas. Ya no representan una filosofía social, una concepción general de la sociedad que determina medidas y planes concretos. Además, como se prometen antes de los resultados, tienen poca credibilidad.Los programas de computador, formulados en lenguaje informático, tam-bién son un anuncio escrito de lo que pretenden hacer. Es cierto que algunos también se anuncian con grandes palabras, prometiendo que escriben casi solos, que organizan nuestra economía o que nos enseñan chino en quince días. Pero para eso están los demo, un ejemplo del programa que hace parte de lo que promete, que podemos experimentar a pequeña escala y que nos ofrecen antes de la compra definitiva. Un programa demo es la realidad diminuta de una gran promesa.

Los partidos deberían distribuir programas demo, en lugar de inundarnos con palabrería futurista. Un ejemplo. El PP prometía en su programa anterior un sistema de habilitación nacional para seleccionar a los Catedráticos de Universidad, supongo que para no seguir siendo cómplices de las prevaricaciones que se producen con el procedimiento actual. No fue suficiente con la intención, deberíamos haber pedido un demo, un esquema concreto de la propuesta inicial. Y así en todo, o en casi todo. Con Aznar y con Almunia, y con todos los que se atrevan a programar. Luego decidiremos si nos compramos el programa completo.

Pero como prefieren la poesía política a los demo ejecutables, los ciudadanos nos las tenemos que ingeniar para averiguar la estructura real del programa. Algo pesado y trabajoso, sin duda, porque el PP utilizó más de cincuenta mil palabras en su programa inicial y el PSOE más de treinta mil en el actual. Mencionaremos hoy unos indicios y, más adelante, hablaremos de las últimas versiones de los programas.

Teniendo en cuenta que el programa previo del PP es casi el doble de largo que el del PSOE, valoren a su gusto estos demo electorales. El PP mencionaba la palabra libertad en unas 42 ocasiones, mientras que igualdad alrededor de 21, aproximadamente dos "libertades" por cada "igualdad". El PSOE menciona ahora 32 libertades y 27 igualdades. No sorprende, pero demuestra.

¿Cuántas veces aparece Valencia en el programa del PSOE? Aunque sólo sea para mencionar un ferrocarril o un aeropuerto. Ninguna. Cero. Nada. ¿Cuántas en el PP? Cinco veces.

Madrid está seis veces en el PSOE y cinco en el PP. Barcelona aparece dos veces en el PSOE y tres en el PP. ¿Y los vascos, en qué medida están representados en estos programas políticos? El PSOE los menciona ahora en diecinueve ocasiones y el PP en siete.

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Si hubiésemos exigido un demo del famoso efecto 2000, no nos hubieran tomado el pelo como lo hicieron. Evitemos la misma historia con la campaña y reclamemos, junto con los programas, unos cuantos demo.

Pero hoy viernes, ahora mismo, la violencia sangrienta vuelve al panorama político. El único demo que no necesitábamos, pero que cambia planes, programas y los contenidos concretos de la web de los partidos políticos.

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