Mala pasada
En la tramitación del proyecto de ampliación del aeropuerto, el Ayuntamiento de Madrid presentó un pliego de alegaciones que, entre otros, contenía los siguientes puntos:-No se hace referencia al posible cierre del aeropuerto durante el periodo nocturno si los niveles de ruido superasen los previstos; ni las sanciones a las aeronaves que no cumplan las trayectorias (hoy día existe un porcentaje muy significativo de aeronaves que sobrevuelan Madrid fuera de toda trayectoria establecida).
-Las referencias al aislamiento de las viviendas es absolutamente insuficiente y fuera de lugar, pues...
En la tramitación del proyecto de ampliación del aeropuerto, el Ayuntamiento de Madrid presentó un pliego de alegaciones que, entre otros, contenía los siguientes puntos:-No se hace referencia al posible cierre del aeropuerto durante el periodo nocturno si los niveles de ruido superasen los previstos; ni las sanciones a las aeronaves que no cumplan las trayectorias (hoy día existe un porcentaje muy significativo de aeronaves que sobrevuelan Madrid fuera de toda trayectoria establecida).
-Las referencias al aislamiento de las viviendas es absolutamente insuficiente y fuera de lugar, puesto que no es cuestión de aislar viviendas, sino de reducir al máximo el impacto acústico en el medio ambiente.
-A priori, de las soluciones apuntadas (la estudiada y las alternativas exclusivamente enumeradas), la de mayor impacto acústico en el término municipal de Madrid parece ser la adoptada.
-Las medidas correctoras propuestas se estiman, en principio, escasas y están insuficientemente desarrolladas.
-No parecen adecuadamente estudiados los programas de vigilancia ambiental que garanticen el cumplimiento de las medidas correctoras.
-Corría el mes de junio de 1994 y el Ayuntamiento se enfrentaba a las pretensiones de la Administración central, poniéndose al lado de sus ciudadanos, capitaneados por la rediviva Agustina de Aragón y concejala de Medio Ambiente doña Esperanza Aguirre, firmante del citado pliego.
-El destino jugó una mala pasada a los vecinos, y el señor Aznar, desconocedor de las inquietudes y conocimientos de doña Esperanza, la nombró ministra de Cultura. Pero no hay mal que cien años dure y, si el señor Aznar sale triunfante el próximo mes de marzo, a buen seguro que rectificará su error y nombrará a doña Esperanza ministra de Medio Ambiente o tal vez de Transportes y los sufridos vecinos de Barajas finalmente podremos conciliar el sueño.- Raimundo Alberich Cid. Madrid.