FÚTBOL La justicia pone a Gil contra las cuerdas

El club puede seguir funcionando como si nada hubiera pasado

Y ahora, ¿qué? ¿Quién se encargará de renovarme?, preguntaba el futbolista Baraja. ¿Quién me pagará la soldada?, preguntaba el empleado. ¿Qué pasará con el club? ¿Nos descenderán a Segunda B? ¿Podrá fichar y vender?La respuesta es sólo una: la vida cotidiana continuará igual como si nada hubiera pasado. En una medida que recuerda la intervención de Banesto el 28 de diciembre de 1993, y decidida por el mismo juez, Manuel García Castellón, el consejo de administración antiguo ha dejado de tener poder y sus funciones las asume un administrador judicial, Luis Manuel Rubí. Y al igual que el banco...

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Y ahora, ¿qué? ¿Quién se encargará de renovarme?, preguntaba el futbolista Baraja. ¿Quién me pagará la soldada?, preguntaba el empleado. ¿Qué pasará con el club? ¿Nos descenderán a Segunda B? ¿Podrá fichar y vender?La respuesta es sólo una: la vida cotidiana continuará igual como si nada hubiera pasado. En una medida que recuerda la intervención de Banesto el 28 de diciembre de 1993, y decidida por el mismo juez, Manuel García Castellón, el consejo de administración antiguo ha dejado de tener poder y sus funciones las asume un administrador judicial, Luis Manuel Rubí. Y al igual que el banco Banesto siguió funcionando normalmente, así pasará con el Atlético.

Es decir, la misma gente que antes en el escalón ejecutivo (el director general, Miguel Ángel Gil; el secretario técnico, Miguel Ángel Ruiz) puede seguir tomando las decisiones para que siga funcionando el club. La única diferencia es que antes la firma de Jesús Gil podía avalar cualquier gasto y ahora no vale nada: cualquier documento o cheque o trasferencia debe llevar la firma de Rubí.

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