Tribuna:DÍA A DÍA

Caprichos de fortuna

Hoy, en plena orgía de los números y el azar, reinan los antojos de la diosa Fortuna. Antes de que el borbón Carlos III implantara su lotería "nacional", importada de un estado de nuestra Corona, abundaron los sorteos navideños, emparentados con los aguinaldos. En los dos casos se trata de compartir bienes y de cambiar la situación económica. Son inversiones y desequilibrios característicos de las Saturnales romanas, que, alegres, igualitarias y libres, se celebraban desde el 17 al 23 de diciembre.La rifa ha heredado la magia de las cifras. En el cardinal se pueden rastrear signos de saberes t...

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Hoy, en plena orgía de los números y el azar, reinan los antojos de la diosa Fortuna. Antes de que el borbón Carlos III implantara su lotería "nacional", importada de un estado de nuestra Corona, abundaron los sorteos navideños, emparentados con los aguinaldos. En los dos casos se trata de compartir bienes y de cambiar la situación económica. Son inversiones y desequilibrios característicos de las Saturnales romanas, que, alegres, igualitarias y libres, se celebraban desde el 17 al 23 de diciembre.La rifa ha heredado la magia de las cifras. En el cardinal se pueden rastrear signos de saberes tan esotéricos como el "juego de la oca" o el tarot y las barajas. La creencia en guarismos benditos y malditos todavía pervive. El gordo ha acabado en cero, pero se rehusan los décimos ramatados por el símbolo de la nada. Por el contrario, no suele salir el siete y tiene gran predicamento; fue la perfección: siete son los grados de la iniciación, los días de la semana, los dones del Espíritu Santo, gozos y dolores de la Virgen, sellos del Apocalipsis, las notas musicales y los colores del rayo. El tres ya fue sagrado para Pitágoras, el cuatro es la naturaleza eterna de los elementos, el ocho representa la justicia, el doce fue divino para los babilonios -12 apóstoles, meses, horas, signos del zodiaco- y el cuarenta, la plenitud.

Se busca la suerte restregando el billete por una joroba humana -de una giba de Zeus nació la clarividente Atenea-, por una cuerda de ahorcado para tener més sort que un penjat y no mirando hasta el sorteo el boleto -la diosa Fortuna no ve y los ciegos, desde antiguo, reparten la suerte-. Los valencianos, apasionados en el juego (si perdre dona tant de gust, què serà guanyar?), si no les toca, usan el escepticismo: La millor sort i ventura es tindre renda segura.

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