Chile reconoce a todos sus hijos
Una ley acaba con la discriminación que padecía el 48% de los nacidos en el país, considerados ilegítimos
Aires "Es la reforma más importante del Código Civil chileno desde 1855". Natacha Molina, directora del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), define así la nueva Ley de Filiación, que entró en vigor en Chile el 27 de octubre y que pone fin a la discriminación que pesaba sobre el 48% de hijos, considerados ilegítimos.
En un país sin ley de divorcio, el certificado de nacimiento de los niños y niñas nacidos fuera del matrimonio exhibía impresa la humillante palabra "ilegítimo". Ellos y ellas no tenían los mismos derechos que los "legítimos" y les era negado el vínculo legal con sus abue...
Aires "Es la reforma más importante del Código Civil chileno desde 1855". Natacha Molina, directora del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), define así la nueva Ley de Filiación, que entró en vigor en Chile el 27 de octubre y que pone fin a la discriminación que pesaba sobre el 48% de hijos, considerados ilegítimos.
En un país sin ley de divorcio, el certificado de nacimiento de los niños y niñas nacidos fuera del matrimonio exhibía impresa la humillante palabra "ilegítimo". Ellos y ellas no tenían los mismos derechos que los "legítimos" y les era negado el vínculo legal con sus abuelos y el resto de la familia. Los ilegítimos tenían vetada la entrada en las mejores escuelas católicas y en las filas del cuerpo de Carabineros (policía nacional). La nueva ley termina con las expresiones "hijos legítimos", aplicada a los nacidos dentro del matrimonio; "hijos naturales", de padres no unidos en matrimonio, pero reconocidos por uno de ellos o por ambos, e "hijos simplemente ilegítimos", no reconocidos por ninguno de los padres. Con la Ley de Filiación, todos los hijos tienen derecho a reclamar la filiación del padre o de la madre que no los haya reconocido. Muchos padres abandonaban a sus hijos "ilegítimos" como un problema de la madre. Ahora, ésta puede reclamar ante el juez que inicie las pruebas oportunas para dirimir la paternidad.
El Servicio Médico Legal del Ministerio de Justicia cuenta con tres secuenciadores automáticos, importados de Estados Unidos, para realizar las pruebas de ADN. Las tres máquinas estarán en condiciones de realizar entre 3.000 y 4.000 análisis al año, señalan fuentes de Justicia. El coste de la prueba es de 115 dólares por persona. Puesto que cada caso implica, como mínimo, a los supuestos padre y madre y al hijo, cada comprobación viene a costar unos 345 dólares. Natacha Molina puntualiza que es gratis para quienes demuestran que "pueden acogerse al beneficio de pobreza".
En Santiago, las reclamaciones se presentan ante la Corte de Apelaciones, que inicia un lento proceso de investigación hasta que el juez ordena eventualmente la prueba de paternidad. Los bioquímicos de medicina legal esperan un boom de pruebas después de las vacaciones. "Estimamos que un 10% de los 30.000 hijos no reconocidos se someterá a estas pruebas".
La Ley de Filiación entró en vigor un año después de su aprobación en el Parlamento. Los debates duraron varios años, desde que el 10 de agosto de 1993 el Sernam presentó el proyecto. Las discusiones más duras tuvieron lugar en el Senado. Los parlamentarios de la derecha pinochetista presentaron hasta 320 enmiendas en la comisión mixta de las dos Cámaras. "Con tal cantidad de enmiendas pretendían sacar una ley incomprensible", opina Natacha Molina. Hubo mucha presión pública, la derecha se vio acorralada y proliferaron los artículos contra la ley. "El fantasma que recorrió la discusión era la figura cultural de guacho . Hasta el mismo libertador, Bernardo O"Higgins, era guacho".
Pese al avance que supone la ley, "no hemos logrado la patria potestad compartida entre el padre y la madre", dice Molina. "La tiene el padre. Sólo la puede tener la madre si así lo decide el juez. El único logro que admite la ley es que la madre tenga la patria potestad cuando se comprueba que el padre está ausente del domicilio conyugal".