Cartas al director

Takeshi Kitano

En estos tiempos, en los que la mediocridad de la programación de televisión resulta casi insultante, con contenidos y formas pensadas únicamente para mantener nuestra mirada hechizada a base de apelar a lo banal y lo evidente, sin pedir de nuestra parte ninguna aportación, pude disfrutar recientemente de una inesperada excepción, un producto cinematográfico incalificable: Hana-Bi, de Takeshi Kitano, una hermosa película que nos devuelve la belleza poética de las imágenes, el innegable valor de los silencios, la intensidad de las miradas y las relaciones; y sobre todo, nos regala la posibilida...

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En estos tiempos, en los que la mediocridad de la programación de televisión resulta casi insultante, con contenidos y formas pensadas únicamente para mantener nuestra mirada hechizada a base de apelar a lo banal y lo evidente, sin pedir de nuestra parte ninguna aportación, pude disfrutar recientemente de una inesperada excepción, un producto cinematográfico incalificable: Hana-Bi, de Takeshi Kitano, una hermosa película que nos devuelve la belleza poética de las imágenes, el innegable valor de los silencios, la intensidad de las miradas y las relaciones; y sobre todo, nos regala la posibilidad de participar, de reflexionar, de recuperar el auténtico contacto con las ideas, difuminadas hoy entre tanto barullo, de la vida y la muerte, el amor y el arte.-

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