FÚTBOL 13ª jornada de Liga

El Deportivo abruma a un pésimo Atlético

El equipo gallego se afianza como líder con una extraordinaria actuación en el primer tiempo

Hace bien poco, Claudio Ranieri se quejaba de su desairada posición. Su equipo era el más goleado del campeonato, desdichado honor para un entrenador procedente de un país orgulloso de la eficacia de sus sistemas defensivas. Pues bien, el Atlético persistió ayer en sus gravísimos errores. Recibió tres goles en el primer tiempo y puede agradecer el escaso interés que tuvo el Deportivo en abrir más la herida en la segunda parte. Mientras hubo partido, se apreció una distancia sideral entre los dos equipos. En realidad, fueron consecuentes con el puesto que ocupan en la clasificación. El Deportiv...

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Hace bien poco, Claudio Ranieri se quejaba de su desairada posición. Su equipo era el más goleado del campeonato, desdichado honor para un entrenador procedente de un país orgulloso de la eficacia de sus sistemas defensivas. Pues bien, el Atlético persistió ayer en sus gravísimos errores. Recibió tres goles en el primer tiempo y puede agradecer el escaso interés que tuvo el Deportivo en abrir más la herida en la segunda parte. Mientras hubo partido, se apreció una distancia sideral entre los dos equipos. En realidad, fueron consecuentes con el puesto que ocupan en la clasificación. El Deportivo jugó como se espera del líder, y el Atlético como es de ley en un equipo que está a un punto de los lugares de descenso. A veces, los números lo dicen todo.La principal diferencia entre el Deportivo y el Atlético estaba en la alineación. Un equipo podía jugar y el otro no. El Atlético está diseñado para presionar y sacar el máximo rendimiento de los remates de Hasselbaink. El juego se antoja imposible con unos futbolistas de calidad limitada, simples oficiantes de un fútbol bastante grosero. Pero es lo que quiere Ranieri, y el club no se lo discute. La gente, sí. La gente del Atlético se queja de los peñazos que aguanta cada domingo. Y como el personal ha visto suficiente fútbol en su vida, enseguida distingue a los equipos pata negra de los chusqueros. El Atlético salió malparado por la simple comparación con el Deportivo, que funcionó con orden, armonía y precisión. Un equipo de verdad, articulado en torno a Donato, Flavio, Djalminha y Makaay. A su alrededor, hubo unos cuantos que interpretaron perfectamente sus funciones. Jugadores complementarios se llaman, pero en el Manzanares parecían estrellas del fútbol. Jaime, Víctor y Manuel Pablo abastecieron una y otra vez el ataque del Deportivo, que desbordó al Atlético en todas las líneas.

ATLÉTICO 1

DEPORTIVO 3Atlético: Molina; Gaspar, Santi, Gustavo, Toni; Aguilera (Roberto, m. 46), Baraja, Bejbl, Solari (Valerón, m. 46); Jose Mari (Correa, m. 65) y Hasselbaink. Deportivo: Kouba; Manuel Pablo, Naybet, Donato, Romero; Víctor, Jaime, Flavio, Djalminha (Fran, m. 77); Turu Flores (Iván Pérez, m. 85) y Makaay (Fernando m. 63). Goles: 0-1. M. 24. Makaay aprovecha un error de Gustavo y marca de fuerte disparo. 0-2. Makaay, otra vez, tras culminar un brillante contraataque y eludir a Molina. 0-3. M. 43. Víctor, de disparo cruzado tras otro contraataque del Deportivo. 1-3. M.55. Baraja, de fuerte disparo desde el borde del área. Árbitro: José Ignacio Bueno Grimal (Colegio Aragonés). Enseñó ocho tarjetas amarillas: Aguilera, Gustavo, Toni, Hasselbaink, Roberto (Atlético), y "Turu" Flores, Djalminha y Fernando (Deportivo). Partido de la decimotercera jornada de la Liga disputado en el estadio Vicente Calderón de Madrid, ante unos 40.000 espectadores.

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Hubo un detalle curioso: la ubicación de Turu Flores en la banda izquierda. Pobre Turu, obligado a un desgaste físico que no se corresponde con su querencia por la inmovilidad. Pero con el balón en los pies, Turu es alguien. Fuera de su sitio natural, no tuvo problema alguno para generar el caos en la defensa del Atlético. Con una consideración añadida: la defensa del Atlético fracasó frente a Turu y frente a todos los demás. Que le pregunten a Makaay, que metió la directa en dos contragolpes y no encontró oposición alguna. Gustavo se equivocó gravemente en la primera jugada, un gol de categoría por el tremendo derechazo de Makaay. En la segunda, el delantero del Deportivo se escapó nuevamente de Gustavo, regateó con elegancia a Molina y dejó la pelota en la red. Víctor marcó el tercero, un monumento a la impericia defensiva del Atlético.

No hubo respuesta a los tres goles. En el Atlético prevalecía el desgobierno. Ni tan siquiera presionaba con rigor. Al Deportivo apenas le costaba mover el balón. Lo hacía con tanta facilidad que entró en el manierismo. Djalminha se dio a los lujos, pero perdió tensión. Y Turu dio síntomas de fatiga. No se veía el mismo rigor que en el primer tiempo, quizá porque el equipo no se sentía exigido. El partido se igualó a partir de un cierto abandonismo del Deportivo y de algunas decisiones de Ranieri, que dio entrada a Valerón. En este Atlético, Valerón debería ser capitán general. El caso es que a Ranieri no le convence y lo tiene de meritorio, como si no hubiera otros que no dan la talla.

Valerón dio un poco de sentido al juego del Atlético. Sin excesos, porque el equipo ayuda muy poco. Todo es acelerado, brusco, intempestivo, como quiere Ranieri. En ese clima, Valerón está fuera de su elemento. En cualquier caso, su presencia tiene un efecto beneficioso sobre Baraja y Haselbaink. Siempre generoso en su despliegue, Baraja se mostró especialmente activo en el segundo tiempo. Marcó el tanto del Atlético y apretó de firme en el medio campo. Fuera de Baraja y de algunos detalles de Valerón, el Atlético seguía en su podredumbre anterior.

A la vista del panorama, al Deportivo le dio por sestear. Su juego perdió vigor y precisión. Irureta tomó nota y retiró a Djalminha, que había dimitido hacía tiempo. Uno que no dimitió fue Donato, héroe del partido. Nada de lo que hizo permitía sospechar que se trata de un futbolista de 37 años. Jugó con clase y categoría. Jugó tan sobrado como su equipo.

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