Tribuna:LA CRÓNICA

Un símbolo SERGI PÀMIES

No sé cuántos años tiene porque estas cosas no se le preguntan a un dama, pero Núria Sales es joven. Además, es licenciada en Filología Inglesa, profesora de inglés, madre de dos hijos, vecina de Sant Cugat, traductora, originaria de Vic y editora recién estrenada. Hace unos meses, experimentó el estimulante vértigo de editar el primer libro de Símbols Editors. El nombre de la editorial contiene cierta dosis de ironía ya que, en realidad, los editors son Núria Sales. El primer libro del catálogo de Sales fue Sobreviure en parella, un agudo tratado sobre las relaciones de pareja escrito por el ...

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No sé cuántos años tiene porque estas cosas no se le preguntan a un dama, pero Núria Sales es joven. Además, es licenciada en Filología Inglesa, profesora de inglés, madre de dos hijos, vecina de Sant Cugat, traductora, originaria de Vic y editora recién estrenada. Hace unos meses, experimentó el estimulante vértigo de editar el primer libro de Símbols Editors. El nombre de la editorial contiene cierta dosis de ironía ya que, en realidad, los editors son Núria Sales. El primer libro del catálogo de Sales fue Sobreviure en parella, un agudo tratado sobre las relaciones de pareja escrito por el televisivo Paul Reiser, protagonista y alma de la serie Boig per tu (que inauguró la fiebre de seatcoms con protagonistas treintañeros en permanente conflicto consigo mismos).Sorprendentemente, el libro fue un éxito (acaba de salir la versión castellana). Quizás por eso, Núria Sales ha decidido reincidir con Els fills i la mare que els va parir, en el que Paul Reiser cuenta lo que ocurre cuando, después de haber sobrevivido a la tempestuosa experiencia del emparejamiento, uno decide adentrarse en el ajetreado mundo de la descendencia. Con un desenfado falsamente superficial, Reiser reflexiona sobre la paternidad y maternidad de los noventa y llega a conclusiones tan irrefutables como ésta: "La previsión que tuvo Dios resulta admirable. Si, por ejemplo, el Omnipotente y Todopoderoso hubiera convertido el sexo en un acto penoso y humillante, ¿cuánta gente se habría implicado en el asunto? No todo el mundo. Sin ir más lejos, si nuestros padres hubieran tenido que golpearse mutuamente la cabeza con una enorme plancha de linóleo y arrastrarse a cuatro patas por hectáreas de apestoso barro con el fin de crear Vida, creo que muchos de nosotros no estaríamos aquí. Pero al relacionar astutamente la procreación con un acto que te gustará y excitará hasta volverte loco, Dios aseguró que la Vida siga".

Que, con humor y deportividad, un hombre cuente su experiencia de ser padre de un hijo deseado, con todos sus temores, impotencias y meteduras de pata, resulta bastante estimulante (y coincide con el fugaz consultorio que Carles Capdevila abre los miércoles a las 12.45 horas en Catalunya Ràdio). ¿Pasarán los libros de Paul Reiser a la historia de la literatura? Quizás no, pero la industria del libro también se alimenta de aportaciones que tienen la nada despreciable función de entretener reflexionando sobre temas con los que mucha gente puede sentirse identificada -en este caso el embarazo- y saciar las expectativas de un tipo de lectura menos instructiva y perdurable pero igualmente saludable.

¿Que cómo llegó Núria Sales al mundo de la edición? Se quedó embarazada. Tenía tiempo. Le gustaba leer y traducir. Vivía en una calle con nombre de poeta. Leyó el libro de Reiser. Le encantó. Pensó: "¿Y porqué no lo publico?". Buscó al editor original por Internet. Lo encontró. Se dio de alta como autónoma. Conectó con un agente. Compró los derechos del libro. Lo tradujo. Buscó un distribuidor. Diseñó la portada. Publicó el libro. Hizo centenares de llamadas. La cosa empezó a gustarle. "¿Qué tal si hacemos más libros?", se preguntó. Y en eso está."Voy a iniciar una colección de libros de viajes y otra de música -anécdotas y curiosidades sobre estrellas del rock-, y quizás publique los libros de Reiser en Francia", me cuenta antes de salir a dar una vuelta con su hijo de seis meses y, de paso, acercarse a la estafeta de correos a llevar unos paquetes de libros.

Se habla a menudo de los grandes editores. El amor por los libros y el buen gusto son elogiados y analizados. La elegancia e inteligencia de ciertos nombres míticos de la edición se convierten en un modelo. Las palabras de Giulio Einaudi ("los libros auténticos son cada vez más escasos y desconocidos. Apenas se descubre un autor, la industria cultural se apodera de él, lo transforma, lo obliga a una producción continua, lo destruye") o de Hubert Nyssen ("hace falta dinero para comprar obras, dinero para fabricar libros, dinero para promocionarlos, dinero para convencer y dinero para conseguir dinero") se convierten en faros que alumbran los inseguros primeros pasos del novato. Y sin embargo, viendo a Núria Sales desdoblándose en un alucinante esfuerzo de tenacidad, sin más discurso que el de hacer lo que le apetece, compartiendo su vocación con otras que tal vez sean más importantes -hijos, marido, enseñar inglés a niños de cinco años-, uno sospecha que pertenece más a la raza de editores intuitivos, emprendedores, montados permanentemente sobre una ola movida por el azar y por ese incontenible deseo de complicarse la vida haciendo algo que te gusta.

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