Cartas al director

Más sobre la opción para la compra de acciones

El conocimiento de que un grupo de directivos de Telefónica pueden llegar a embolsarse más de 35.000 millones de pesetas debido a la opción de que disponían para la compra de acciones de la compañía ha levantado una oleada de protestas ciudadanas, de rechazo social y de reacciones críticas de numerosos políticos. Y yo me pregunto el porqué de esas protestas.España, para bien o para mal, es un país de economía capitalista y en el que imperan los principios de la economía de mercado libre. En consecuencia, una compañía puede diseñar y ejecutar cualquier medida que crea oportuna en el marco de su...

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El conocimiento de que un grupo de directivos de Telefónica pueden llegar a embolsarse más de 35.000 millones de pesetas debido a la opción de que disponían para la compra de acciones de la compañía ha levantado una oleada de protestas ciudadanas, de rechazo social y de reacciones críticas de numerosos políticos. Y yo me pregunto el porqué de esas protestas.España, para bien o para mal, es un país de economía capitalista y en el que imperan los principios de la economía de mercado libre. En consecuencia, una compañía puede diseñar y ejecutar cualquier medida que crea oportuna en el marco de su política económica; la única limitación consistirá en no violar la legalidad.

Cuando la cúpula directiva de Telefónica diseñó la estrategia que cristalizó en las referidas opciones no conculcó ninguna norma legal entonces vigente, es más, son incontables las veces que esa cúpula directiva fue usada como referencia de buen hacer empresarial; entonces, ¿a qué viene ahora esa hipocresía?

Si ahora a aquellos mismos políticos que alabaron y encumbraron a aquella directiva se les abren las carnes por la "injusticia social" derivada de las consecuencias de ese instrumento especulativo, ¿por qué en su momento no instauraron las medidas fiscales oportunas para que la situación actual no se produjese?

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Porque en lo fiscal reside el núcleo del problema: lo nefasto no es que una compañía quiera conceder a sus directivos la posibilidad de que puedan obtener fácilmente una fortuna, lo nauseabundo es que no se arbitren las pertinentes medidas fiscales para evitar que alguien pueda hiperlucrarse con el producto de la venta especulativa de un bien público.- .

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