Raimundo Montero publica un libro de relatos filosóficos ambientados en Alicante
El escritor y experto en sectas Raimundo Montero presentó ayer en la librería Compás de Alicante su última obra, La Secta de los Egoístas y otros relatos filosóficos. El libro contiene siete relatos ambientados en Alicante y en San Vicent del Raspeig (L"Alacantí), localidad esta última de la que es vecino Montero, y un octavo que transcurre en Zarzalejos, pueblo madrileño donde nació el autor. El escritor y cronista oficial de Alicante, Enrique Cerdán Tato, fue el encargado de introducir esta obra que ha publicado Editorial Club Universitario. Según Montero, se trata de tres novelas cortas y c...
El escritor y experto en sectas Raimundo Montero presentó ayer en la librería Compás de Alicante su última obra, La Secta de los Egoístas y otros relatos filosóficos. El libro contiene siete relatos ambientados en Alicante y en San Vicent del Raspeig (L"Alacantí), localidad esta última de la que es vecino Montero, y un octavo que transcurre en Zarzalejos, pueblo madrileño donde nació el autor. El escritor y cronista oficial de Alicante, Enrique Cerdán Tato, fue el encargado de introducir esta obra que ha publicado Editorial Club Universitario. Según Montero, se trata de tres novelas cortas y cinco cuentos "de estructura clásica y situados a medio camino entre la literatura picaresca y el diálogo filosófico". En ellos, se retratan lugares conocidos de Alicante.
El relato que da título al libro cuenta las peripecias de una secta filosófica de egoístas que "existe literariamente en Alicante, pero que existió realmente en París hace dos siglos", dijo el autor. Responden ésta y otras narraciones al deseo de Montero de "contar cosas verdaderas con personajes ficticios". En La fantasmagoría literaria, Montero ajusta cuentas con los "concursos literarios, que están amañados", dice.
Otros relatos ayudan al autor a retratar paisajes alicantinos que forman parte de su vida. Así, con El castillo de Santa Bárbara colma su aspiración de retratar los barrios de las faldas del monte Benacantil, donde residió cuando niño. Montero se muestra contrario a la descripción y apuesta por el diálogo, y se considera más cercano a Chejov que a los narradores actuales.