GEORGES TAPINOS PROFESOR DE ESTUDIOS POLÍTICOS "Una política verdadera de inmigración debe venir de la voluntad popular"

Georges Tapinos (Atenas, 1940), profesor del Instituto de Estudios Políticos de París, cree que los inmigrantes consiguen integrarse en las sociedades a las que se trasladan a trabajar. Considera que los parlamentos son los que deben decidir, a través de la voluntad popular, si respaldan o no medidas restrictivas a la inmigración. Tapinos pronunció una conferencia en las jornadas sobre migraciones organizadas por Arteleku. Pregunta. ¿Cuáles son los principales movimientos migratorios que se producen en estos momentos?

Respuesta. Frente a los países que tradicionalmente han sido recepto...

Georges Tapinos (Atenas, 1940), profesor del Instituto de Estudios Políticos de París, cree que los inmigrantes consiguen integrarse en las sociedades a las que se trasladan a trabajar. Considera que los parlamentos son los que deben decidir, a través de la voluntad popular, si respaldan o no medidas restrictivas a la inmigración. Tapinos pronunció una conferencia en las jornadas sobre migraciones organizadas por Arteleku. Pregunta. ¿Cuáles son los principales movimientos migratorios que se producen en estos momentos?

Respuesta. Frente a los países que tradicionalmente han sido receptores de ciudadanos de otras nacionalidades y de otras razas, como Estados Unidos, Canadá o Australia, en los últimos diez años en Europa se ha incrementado de forma importante este fenómeno. A pesar de que en estos países se frenaron las entradas legales para trabajadores en los años 70, éstos han conseguido establecerse con fórmulas como la agrupación familiar o las demandas de asilo. También se han incrementado los casos de personas en condiciones irregulares.

P. ¿Las situaciones de clandestinidad, llevan a la marginación del inmigrante?

R. Es difícil saberlo. Es un tema viejo, en países como Francia, Bélgica o Alemania, donde tradicionalmente ha habido inmigración. Aunque no son mayoría, sí que hay ciudadanos, sobre todo originarios del Magreb, que consiguen integrarse en esas sociedades tan diferentes culturalmente.

P. España, por su situación geográfica, se ha convertido en la puerta de Europa y el Gobierno ha incrementado las medidas de control. ¿Tienen límite estas restricciones?

R. La mayoría de los países europeos tienen medidas restrictivas en temas de inmigración. Y pese a ello, aumenta la clandestinidad de los ciudadanos. Es perfectamente legítimo, pero nunca se logra una eficacia total; es difícil controlar las fronteras. El problema no surge tanto con la entrada de ciudadanos de otros países, sino con los que se quedan. El caso de España es particular por la situación de Ceuta y Melilla.

P. ¿Quiénes son los que deben decidir si tienen que existir o no cupos de inmigrantes?

R. Una política verdadera de inmigración en países democráticos debe venir de la voluntad popular; tiene que salir de los parlamentos. En Europa no se ha dado realmente ese proceso.

P. ¿Hasta qué punto la económia de los países receptores no se beneficia de la existencia de una bolsa de inmigrantes clandestinos?

R. Se beneficia del todo. Por una parte, los inmigrantes toman trabajos mal pagados, que los europeos rechazan por las condiciones, pero, al mismo tiempo, el empresario aprovecha esa situación; de ser trabajadores europeos al final impondrían unas mejoras económicas que los inmigrantes por ser clandestinos nunca van a conseguir.