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Gran despliegue físico del Valencia

El equipo de Cúper supera claramente al Bayern, pero no puede pasar del empate

En un partido de altísimo voltaje, el Valencia se sobrepuso a un campo irregular por las lluvias y a un rival durísimo para tratar de seguir líder del grupo en Europa. El equipo de Cúper lo entregó todo para derribar al gigante alemán, que empezó muy ambicioso, pero que se fue volviendo conservador a medida que observaba la actitud ganadora del Valencia. El partido, en todo caso, estuvo siempre vivo, pendiente de un hilo y pese a que el Valencia mereció ganar,el capitán muniqués, Matthäus, antes de marcharse a jugar a Estados Unidos, desparramó su inteligencia futbolística por Mestalla.Con el ...

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En un partido de altísimo voltaje, el Valencia se sobrepuso a un campo irregular por las lluvias y a un rival durísimo para tratar de seguir líder del grupo en Europa. El equipo de Cúper lo entregó todo para derribar al gigante alemán, que empezó muy ambicioso, pero que se fue volviendo conservador a medida que observaba la actitud ganadora del Valencia. El partido, en todo caso, estuvo siempre vivo, pendiente de un hilo y pese a que el Valencia mereció ganar,el capitán muniqués, Matthäus, antes de marcharse a jugar a Estados Unidos, desparramó su inteligencia futbolística por Mestalla.Con el campo mullido por la lluvia, nació un partido más que rápido, vertiginoso, muy del gusto de la pareja atacante valencianista, el Piojo López e Ilie, que más que correr vuelan; y que disfrutan como locos cuando tienen hierba por delante. Por ahí se estrenó pronto el Valencia, en la jugada preferida del pasado curso: Mendieta que mira a lo lejos, que envía, que la para el Piojo, la cede a Ilie, éste se la devuelve, el argentino centra templado y el rumano cabecea y cierra una combinación perfecta. Fue un dos contra dos, en el que Ilie y Piojo pusieron en evidencia a Kuffour y Linke, puesto que Matthäus, el mejor del Bayern en la primera parte, había abandonado la retaguardia. Pero como el Bayern no es moco de pavo, atacó de pronto con todo, sobre todo por su extremo derecho, donde Angulo, que hacía las veces de lateral, padecía más de la cuenta ante las llegadas de Zickler y sobre todo Lizarazu. El conjunto bávaro, de hecho, aprovechó la lesión de Björklund y su salida del campo para encontrar un agujero en el centro de la defensa, del que Elber extrajo un penalti de Palop. El portero, que después pararía con gran mérito un cabezazo de Jeremies, atropelló al brasileño.

VALENCIA 1

BAYERN MÚNICH 1Valencia: Palop; Angulo, Björklund (Djukic m. 19), Pellegrino, Carboni; Mendieta (Farinós m. 65), Albelda, Gerard, Kily González (Oscar m. 39); Illie y Cláudio López. Bayern de Múnich: Kahn; Babbel, Kuffour, Mathäus, Linke; Zickler (Salihamidzic), Effemberg, Jeremies, Lizarazu; Paulo Sergio (Santa Cruz m.90), Elber (Jancker m. 80). Goles: 1-0. M.11. Mendieta envía largo arriba. Allí recibe el Piojo, que combina una y otra vez con Ilie hasta que el argentino centra templado y el rumano cabecea cruzado a gol. 1-1. M.11. Effenberg, de penalti. Árbitro: Anders Frisk (sueco). Amonestó a Albelda. Unos 48.000 espectadores en el estadio de Mestalla.

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Tras el empate, el Valencia quiso más el balón, especialmente Mendieta, que espera casi todas las grandes citas para lucirse: ese sombrero a Kuffour recordó al de la final de la Copa del Rey; su posterior centro no lo remató Ilie porque Linke le empujó descaradamente, a pesar de que el árbitro, muy cerca, mirara hacia otra parte. El Valencia hizo un desgaste físico tremendo, improbable de sostener durante mucho tiempo. El conjunto bávaro, para entonces, había decidido cambiar de táctica: plegar velas y esperar a que el rival se desgastara. O a aprovechar una de sus incursiones por la derecha, donde Angulo clamaba que no es un lateral derecho y la directiva valencianista se sonrojaba por no haber fichado este verano a un suplente para Angloma, que está lesionado.

Escarmentado quizá por el gol que había recibido en una contra, el Bayerm se volvió más conservador tras el descanso. O al menos ralentizó el encuentro, mientras el Valencia seguía por la misma vía: la velocidad. La presión agonizante. El físico al límite. Y en ese aspecto suele aparecer Angulo, un portento de la naturaleza que harto de ser burlado por Zickler decidió que sería al contrario: ya se preocuparía el alemán de perseguirlo a él. Dio resultado. El Valencia encajonó al Bayern, al que le quedaba el contragolpe. En uno de ellos, tras perder tontamente el cuero Kily González, Elber envió alto ante Palop. Pero el Valencia no se aminaló. Siguió apretando fuerte. Arriesgó, en suma, y el partido era pura electricidad: precioso para el espectador, que sabía que su equipo estaba en el alambre. Entonces surgió un notable Albelda, que barrió todos los contragolpes del Bayern.

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