Cartas al director

Tres cines

En referencia al artículo Tres cines de la Gran Vía abrirán como teatros esta temporada, aparecido en EL PAÍS el miércoles 22 de septiembre.Soy técnico de teatro y, como tal, deberían alegrarme las noticias de tan sonadas recuperaciones de locales cerrados años y años, restauraciones, rehabilitaciones, reformas en general y transformaciones de cines en teatros. Y digo deberían porque, en algunos casos, esos nuevos teatros que se abren no reúnen las mínimas condiciones técnicas, humanas y de seguridad necesarias para la acogida de una numerosa compañía y un vistoso espectáculo: es el caso del ¿...

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En referencia al artículo Tres cines de la Gran Vía abrirán como teatros esta temporada, aparecido en EL PAÍS el miércoles 22 de septiembre.Soy técnico de teatro y, como tal, deberían alegrarme las noticias de tan sonadas recuperaciones de locales cerrados años y años, restauraciones, rehabilitaciones, reformas en general y transformaciones de cines en teatros. Y digo deberían porque, en algunos casos, esos nuevos teatros que se abren no reúnen las mínimas condiciones técnicas, humanas y de seguridad necesarias para la acogida de una numerosa compañía y un vistoso espectáculo: es el caso del ¿teatro? Avenida -que ya se utilizó para Pop corn y Chicago-. El señor Cornejo lo denomina gran escenario: ¿¡gran!?, ¿seis metros de fondo, seis metros de ancho total (cuatro metros en la parte más estrecha) y cinco metros de alto son medidas de un gran escenario? Este espacio no tiene hombros, huecos laterales para esconder escenografía y actores, ni peine, emparrillado del que cuelgan telones y decorados, ni varas de donde colgar focos; el techo del escenario es un forjado a vista; eso sí, pintado de negro.

Los camerinos, ocho en total, de unos cuatro metros cuadrados los más grandes, para compartir entre dos-cinco personas, no se acabaron hasta el mismo día del estreno, 15 de septiembre; carecen de ventilación natural, y detalles básicos como percheros o papeleras han sido instalados por los propios miembros de la compañía. El único acceso a camerinos es a través del escenario, con lo cual, una vez comenzado el espectáculo, y en caso de emergencia, sólo una interminable escalera de incendios de la vecina sala de fiestas comunica éstos con el exterior. La orquesta se cambia de ropa en la entrada posterior, bajo el hueco de una escalera, y los técnicos no tienen siquiera un cuarto o taquilla para sus efectos personales. ¿Un gran teatro para grandes musicales? El patio de butacas -¡ése sí que es grande!- se enfrenta a un escenario que más bien parece portal de Belén o teatro de títeres por lo reducido de su tamaño. - . .

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