Cartas al director

El perrito 'Epi'

Sí, pero... ¿en qué condiciones? Trataremos de ajustarnos a este limitado espacio para exponer el caso que nos ocupa, acontecido el 13 de agosto. Hace aproximadamente siete años, uno de mis hijos, en una de sus visitas a obras, por motivos de su empleo, se encontró un perrito muy pequeño en un total abandono, acercándose a él, como implorándole caridad, pero de una manera tan humilde que a mi hijo le impresionó de tal foma que, sin más, lo recogió como pudo y se lo llevó a su casa. Allí, después de la buena acogida familiar que se le dispensó, entre él, su señora y los hijos, lo bañaron, lo a...

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Sí, pero... ¿en qué condiciones? Trataremos de ajustarnos a este limitado espacio para exponer el caso que nos ocupa, acontecido el 13 de agosto. Hace aproximadamente siete años, uno de mis hijos, en una de sus visitas a obras, por motivos de su empleo, se encontró un perrito muy pequeño en un total abandono, acercándose a él, como implorándole caridad, pero de una manera tan humilde que a mi hijo le impresionó de tal foma que, sin más, lo recogió como pudo y se lo llevó a su casa. Allí, después de la buena acogida familiar que se le dispensó, entre él, su señora y los hijos, lo bañaron, lo asearon y le facilitaron comida apropiada, hasta quedar plenamente satisfecho. A continuación, se le impuso el nombre de Epi. Acontecimiento que el animal jamás pudo olvidar en vida. Siempre tan feliz, cariñoso y agradecido.

Un fatídico día 13, al intentar sacarlo a la calle con su nueva compañera Lara, de otra raza más superior a la suya y, por tanto, más grandona, Epi todo contento de alegría se precipitó y salió a la calle por debajo de la puerta de cancela a ras del suelo, pero suficiente para él salir, como solía hacer en otras ocasiones, porque podía. Sin embargo, al salir tan rápido a la puerta se encontró inesperadamente ante una bestia de animal perruno peligroso, al que Epi, presumiblemente asustado, le debió ladrar lo bastante para que su agresor enfurecido lo atacara, atrapándolo justo cuando se disponía a evadirse de su potente enemigo, que le alcanzó al intentar regresar a su casa por el mismo sitio por donde salío, y ahí es, en ese sitio, donde lo alcanzó, atrapándolo vorazmente por el medio cuerpo trasero que daba a la calle, por debajo de la cancela.

Asistido que fue por el veterinario oficial de Coslada, personado en casa, dictaminó la gravedad de Epi, pudiéndose intentar la intervención quirúrgica, pero con escasas posibilidades de salvar su vida. No obstante, se intentó previa autorización de la familia; pero, iniciada la preparación del animal, Epi dejó de existir. Así fueron de graves las lesiones que le produjo el perro peligroso. Fue un acontecimiento doloroso para toda la familia. Todo ello, por la falta de atención de las autoridades municipales, de los presuntos propietarios, directos o indirectos, como el caso referenciado, sin que ninguno se ocupe del problema de que cierta clase de animales peligrosos pululen por la vía pública.

Hay que evitar, a todo trance,estos casos que, lamentablemente, se producen con frecuencia, atacando a niños, personas y animales o lo que se les ponga por delante. Debe extremarse en la vigilancia, dado el peligro que estos perros sueltos nos ocasionan.-

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