Tribuna

Cosa de la ilusión

Puede definirse la actitud de un atleta de muchas maneras; podríamos hablar de garra, de ambición, podemos utilizar un buen número de adjetivos más o menos certeros, pero la palabra que realmente define esta actitud es la ilusión.La ilusión en el sentido privativo que posee para los que hablamos español como nos enseña Julián Marías, la felicidad que se experimenta con la esperanza de conseguir algo y situada tan cerca de lo que son los sueños.

Un atleta sin ilusión está muerto.

Por eso no acabo de entender algunas actitudes hacia los atletas cuando las cosas no salen como se esp...

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Puede definirse la actitud de un atleta de muchas maneras; podríamos hablar de garra, de ambición, podemos utilizar un buen número de adjetivos más o menos certeros, pero la palabra que realmente define esta actitud es la ilusión.La ilusión en el sentido privativo que posee para los que hablamos español como nos enseña Julián Marías, la felicidad que se experimenta con la esperanza de conseguir algo y situada tan cerca de lo que son los sueños.

Un atleta sin ilusión está muerto.

Por eso no acabo de entender algunas actitudes hacia los atletas cuando las cosas no salen como se esperan y no se cumplen las ilusiones que nos hemos creado sobre su rendimiento.

Me pregunto si no se dan cuenta de que a quien más le duele es al propio atleta. O dicho de otra manera: si después de una prueba todos menos el ganador están cabreados ¿cómo se puede esperar que se sienta uno cuando todo ha salido mal y además había 40.000 personas ilusionadas con lo que pudiera hacer? Supongamos que somos médicos y además buenos profesionales, por supuesto; supongamos también que operamos a vida o muerte un par de veces al año y que los pacientes o bien fallecen o salen malparados. ¿Tendremos bastante con sentirnos mal por no salvar una vida humana, o además tendríamos que ponernos un cartelito para escarnio público?

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Por favor, no quiero que se me interprete mal, no es una justificación a ultranza de cualquier resultado o actitud, pero lo que sí pretendo hacer es una defensa de quienes más trabajan, más se exprimen y más solos se encuentran cuando los resultados dan la espalda, porque para la foto siempre hay mucha gente y para los momentos duros sólo quedan el entrenador, la familia y unos pocos amigos.

Pero el gran valor pedagógico de este deporte es precisamente ése, partirte la cara y volver a intentarlo un año después, porque la revancha no se produce el fin de semana siguiente. Y mientras tanto, rumiar tu propia decepción, tus angustias y tus errores cometidos para hacerte más fuerte aún esperando la próxima ocasión.

Recuerden, cualquier atleta español que participa en estos mundiales ha entrenado duro, muy duro para estar ahí y además hacerlo bien. Si los resultados no son los esperados no habrá sido por falta de ilusión.

Arturo Ortiz es el plusmarquista español de salto de altura.

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