El Partido Popular y el PSOE se preparan para una agria campaña electoral de seis meses

El domingo 2 de abril del 2000 es la fecha que miembros del Gobierno y del PP apuntan para celebrar las elecciones generales, una vez que el presidente José María Aznar ha decidido agotar la legislatura hasta el último día. Los dirigentes del PP y ministros que han defendido el adelanto electoral no ocultan su temor ante los riesgos que corre el Ejecutivo durante los 6 meses de durísima oposición que el PSOE prepara. Eso sí, una vez que la decisión está tomada, el PP se dispone a responder a los socialistas con contundencia. El propio Aznar marcó la pauta el sábado por la noche en Castellón....

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El domingo 2 de abril del 2000 es la fecha que miembros del Gobierno y del PP apuntan para celebrar las elecciones generales, una vez que el presidente José María Aznar ha decidido agotar la legislatura hasta el último día. Los dirigentes del PP y ministros que han defendido el adelanto electoral no ocultan su temor ante los riesgos que corre el Ejecutivo durante los 6 meses de durísima oposición que el PSOE prepara. Eso sí, una vez que la decisión está tomada, el PP se dispone a responder a los socialistas con contundencia. El propio Aznar marcó la pauta el sábado por la noche en Castellón.

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"En los próximos meses vais a escuchar de todo, mucho más de lo que podéis imaginar, porque algunos no nos perdonan que ganáramos las elecciones y no nos lo perdonarán nunca; pero estad tranquilos, confiad en la sociedad española". Ya pasaban las doce de la noche del sábado cuando el presidente del Gobierno, José María Aznar, hacía esta advertencia en Alcora (Castellón) ante casi 1.500 militantes y simpatizantes del PP de la Comunidad Valenciana.Aznar dio muestras de que con su decisión de agotar la legislatura se abren seis meses en los que la oposición socialista va a aguijonearles por donde puedan. Precisamente los dirigentes del PP y los miembros del Gobierno que apostaban por una celebración inmediata de las elecciones estaban pensando en esta situación. "Se corre un riesgo innecesario", mantenían ayer dirigentes populares que hubieran preferido la celebración de elecciones en este otoño. Pero ya no queda otro camino que afrontar los próximos seis meses a sabiendas de que van a ser a cara de perro.

Los miembros del Gobierno consultados manejan con mucha seguridad la fecha del 2 de abril como la más probable para celebrar las elecciones generales, siguiendo los dictados del presidente de agotar hasta el último minuto de la legislatura. De aquí a entonces se celebrarán elecciones autonómicas en Cataluña. Falta saber si el presidente de Andalucía, Manuel Chaves, adelantará las elecciones andaluzas al otoño, coincidiendo con las catalanes, o las mantendrá en primavera, coincidiendo con las generales, como ya sucedió en 1996.

Ni una ni otra presagian éxitos para el Partido Popular, según reconocen sin ambages sus dirigentes. La llegada a las elecciones generales con una o dos derrotas no es un plato de gusto para el PP, cuyo espíritu de victoria puede salir seriamente tocado. Por el contrario, los socialistas recibirían una inyección de moral si se confirman los buenos augurios para el candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat Pasqual Maragall.

Quizá poniéndose la venda antes que la herida el ministro portavoz del Gobierno, Josep Piqué, advirtió ayer de que "el partido socialista se equivoca al presentar las elecciones autonómicas catalanas como unas primarias de las próximas generales".

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Por su parte, la candidata del PP a la presidencia de la Junta, Teófila Martínez, pidió que Andalucía tenga un debate electoral "propio", mientras que el secretario general del PP andaluz, Antonio Sanz, reprochó al socialista Manuel Chaves su "frivolidad" por mantener la incertidumbre de la fecha electoral.

El temor a que la situación pueda resultar menos favorable dentro de seis meses es lo que trataban de conjurar los defensores de una convocatoria anticipada. Pero el presidente debe tener razones y datos para pensar lo contrario, justificaban ayer algunos de sus dirigentes. "Por primera vez los intereses de partido no se anteponen a los generales", aseguró el portavoz del PP, Rafael Hernando, antes de arremeter contra el PSOE. El sábado por la noche, Aznar marcó la pauta de lo que será la camapaña: "Espero del PSOE algo más que voracidad de poder, pero vemos a los mismos dirigentes con los mismos proyectos que provocaron en el país paro, corrupción y despilfarro", dijo.

El portavoz del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, le replicó en un tono similar: "Aznar no ha terminado la legislatura pero sí se le han terminado las ideas". La legislatura, agregó, empezó "con una reducción de los impuestos para las rentas de capital y termina tratando de que no suban las pensiones".

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