FÚTBOL Primera jornada de liga

Bebeto regresa convertido en Makaay

El Deportivo alcanza su primera victoria contra el Alavés en dos años

Hace ya tres años que Bebeto dejó el Deportivo, y todavía hoy la afición blanquiazul protesta las derrotas más dolorosas del equipo - la más reciente, frente al Celta en el Teresa Herrera - coreando el nombre del goleador brasileño. Hasta ahora, el Deportivo nunca fue capaz de superar el trauma de la ausencia de Bebeto, pero la nueva Liga llevó a Riazor noticias esperanzadoras. El tráfago de fichajes se trajo a A Coruña a Makaay, quien ayer se estrenó con el estrépito de las grandes tardes. Sus tres goles fueron la expresión de una contundencia desconocida desde hace tiempo en el Deportivo, qu...

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Hace ya tres años que Bebeto dejó el Deportivo, y todavía hoy la afición blanquiazul protesta las derrotas más dolorosas del equipo - la más reciente, frente al Celta en el Teresa Herrera - coreando el nombre del goleador brasileño. Hasta ahora, el Deportivo nunca fue capaz de superar el trauma de la ausencia de Bebeto, pero la nueva Liga llevó a Riazor noticias esperanzadoras. El tráfago de fichajes se trajo a A Coruña a Makaay, quien ayer se estrenó con el estrépito de las grandes tardes. Sus tres goles fueron la expresión de una contundencia desconocida desde hace tiempo en el Deportivo, que acabó deshaciéndose fácilmente de un rival que planteó más dificultades de lo que induce a pensar el marcador. Pero el Alavés desmintió las previsiones: fue peligroso en ataque y blandengue en defensa.El recuerdo de Bebeto ha sembrado Riazor de cadáveres de delanteros. Algunos, de ominoso recuerdo para la afición, como los estrafalarios Abreu y Manteca Martínez, y otros, que todavía siguen en la casa, como Pauleta. Desde que el pasado año se convirtiera en el líder indiscutible de la clasificación de pifias inverosímiles, el portugués se ha ganado la animadversión de la grada. Y, con la nueva Liga, no tardó ni quince en minutos en recibir la primera bronca, después de quedarse solo delante del portero y rematar por el único sitio que éste tapaba.

DEPORTIVO 4

ALAVÉS 1Deportivo: Songo"o; Scaloni, César, Naybet, Romero; Víctor (Manuel Pablo m. 70), Jaime, Mauro Silva, Djalminha; Makaay (Turu Flores m. 78) y Pauleta (Manel m. 59). Alavés: Herrera; Contra, Berruet, Téllez, Ibón Begoña; Astudillo, Desio (Azkoitia m. 65), Pablo (Nan Ribera m. 46), Morales; Kodro (Magno m. 65) y Javi Moreno. Goles: 0-1. M. 12. El Alavés roba un balón en el centro, combina hasta la frontal del área, donde Morales conecta y marca. 1-1. M. 29. Pauleta se anticipa a Berruet en un balón alto cerca del área, se interna por la derecha hasta la línea de fondo y centra para que marque Makaay. 2-1. M. 33. Centro de Scaloni que se va al lado contrario, Makaay deja para Djalminha, el disparo sorprende al portero. 3-1. M. 45. Centro de Pauleta desde la derecha que remata Makaay de cabeza. 4-1. M. 57. Makaay roba un balón se va en carrera y llega hasta el área, donde marca con un tiro cruzado. Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a César, Téllez y a Javier Irureta. 22.000 espectadores en Riazor.

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El público fue demasiado cruel y pronto tuvo que tragarse su mala leche. Porque Pauleta no marcó, pero demostró una intuición inesperada para las asistencias dentro del área: dio dos goles a Makaay, con quien parece conectar muy bien. La productividad de la asociación entre Pauleta y Makaay - junto a los consabidos malabarismos de Djalminha, tan celebrados en la grada como de dudoso beneficio para el equipo-fue lo mejor que pudo presentar el Deportivo en el inicio del campeonato. El portugués recogió el afectuoso reconocimiento de sus compañeros y del propio entrenador, Javier Irureta, quien incluso se ganó una tarjeta amarilla por salir del banquillo y correr medio campo para felicitar a Pauleta tras una asistencia de gol a Makaay.

La generosidad del portugués permitió a Makaay convertirse en el hombre de la tarde. Pero al holandés tampoco hay que ningunearle, porque mostró una eficacia aplastante. Y, además, en toda clase de suertes: su primer gol fue un ejemplo de oportunismo; el segundo, un magnífico cabezazo, y el tercero, una fulgurante galopada al contragolpe - tal vez su cualidad más destacada - que inició en el medio campo y resolvió con serenidad ante las mismas narices del portero. Irureta también le premió sustituyéndole al final para que el estadio pudiese rendirse ante su exhibición goleadora.

Hasta que Pauleta y Makaay establecieron su sociedad, el Deportivo había iniciado la Liga bajo el signo del sufrimiento. La afición ya se lo temía, porque el Alavés llegaba con aureola de gafe, tras haber eliminado a los coruñeses de la Copa hace dos temporadas, empatado en Riazor en la última Liga y ganado después en Mendizorroza. Los más fatalistas se cargaron de razones en el minuto 12, cuando Morales enganchó un espeluznante zapatazo desde el lado izquierdo de la frontal del área y el obús entró por el ángulo de la portería de Songo'o.

El gol fue producto de una de las mejores armas del Alavés, su disciplina y tenacidad para presionar al contrario. Los vascos persiguieron con insistencia un balón que el Deportivo trataba de sacar de su propio campo, acabaron robándolo y se lo dejaron al ejecutor Morales. El Alavés mostró parte de las armas que ya se le suponían - mucho sudor y mucha aplicación - aderezadas con ciertas novedades. Los fichajes le han aportado calidad y el equipo maneja la pelota con más competencia. Tal vez por eso, su entrenador, Mané, se ha vuelto más atrevido y ayer salió con dos delanteros. El Alavés no frecuentó en exceso el área de Songo"o, pero cuando llegó arriba, siempre creó confusión en la defensa deportivista, a la que pareció que aún le falta acoplamiento.

Pero el equipo de Mané se descompuso por atrás. El primer gol nació de un grueso error de Berruet, que dejó que Pauleta le robase un balón de cabeza. Y la fortuna tampoco fue muy generosa con el Alavés: el segundo gol, que llegó sólo cuatro minutos después del primero y que le tumbó definitivamente, nunca hubiese entrado si el manso remate de Djalminha no rebota en un defensa.

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