"También se hace arte con cosas muy pequeñitas", afirma Francisco Peinado El pintor malagueño acaba de terminar una serie de 12 obras

Francisco Peinado (Málaga, 1941), un artista silencioso que huye de la fama, tiene la facultad de pasar de la figuración a la abstracción. El pintor, que ha mostrado sus últimas obras en la galería Marín Galy de Málaga, ha luchado siempre por no encasillarse aunque su universo está lleno de referencias al realismo mágico suramericano. "El arte no es sólo grandes gestos, también se hace arte con cosas muy pequeñitas", asegura Peinado, quien recibió el Premio Andalucía de Artes Plásticas en 1992.

El artista, que vive desde 1979 en una clausura voluntaria en su casa-estudio de Alhaurín de ...

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Francisco Peinado (Málaga, 1941), un artista silencioso que huye de la fama, tiene la facultad de pasar de la figuración a la abstracción. El pintor, que ha mostrado sus últimas obras en la galería Marín Galy de Málaga, ha luchado siempre por no encasillarse aunque su universo está lleno de referencias al realismo mágico suramericano. "El arte no es sólo grandes gestos, también se hace arte con cosas muy pequeñitas", asegura Peinado, quien recibió el Premio Andalucía de Artes Plásticas en 1992.

El artista, que vive desde 1979 en una clausura voluntaria en su casa-estudio de Alhaurín de la Torre (Málaga), ha sumado a su universo simbólico, lleno de barcos, peines, retretes o pintadas, un ataúd, que, en ocasiones, puede hasta volar, como ocurre en una de las obras que ha mostrado en Marín Galy dentro de la muestra Acerca de lo humano. La exposición, en la que también han participado Juan Lacomba y Chema Cobo, incluye una obra en la que el ataúd ha salido del lienzo para convertirse en una pintura-escultura a tamaño real. Pero lo que sorprende en la producción de Peinado, en la que siempre está presente la influencia de la cultura popular brasileña, es la facilidad con la que simultanea abstracción y figuración. La serie de 12 obras que acaba de terminar Peinado, en la que ha estado trabajando desde hace más de un año, combina perfectamente esas dos corrientes aparentemente antagónicas. "Abandono la figuración cuando me dejo llevar por el simple goce de la materia. Nunca tengo una idea preconcebida de lo que voy a pintar cuando me enfrento a un cuadro", asegura el artista. "Algunas veces me han colgado la etiqueta de surrealista, algo que no comparto. Soy un pintor fantástico, me apunto más al realismo mágico, que es el mundo que conocí en São Paulo (Brasil), donde viví desde los 11 a los 22 años", dice Peinado.

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