MANTIS RELIGIOSA

La voraz rezadora

Dicen los musulmanes que este curioso insecto, emparentado con cucarachas y tijeretas, reza mirando siempre hacia la Meca. Desde los campos próximos a la ciudad de Granada, con unas excelentes vistas de la Alhambra, la mantis religiosa nos recuerda que en pleno verano también suceden escenas naturales espectaculares allí donde menos suponemos. Entre caminos y terraplenes se mimetizan con la vegetación las conocidas devoradoras de amantes incautos y confiados. Las mantis religiosas deben su nombre a la posición de las patas delanteras cuando se encuentra en reposo. Las mantienen plegadas ante ...

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Dicen los musulmanes que este curioso insecto, emparentado con cucarachas y tijeretas, reza mirando siempre hacia la Meca. Desde los campos próximos a la ciudad de Granada, con unas excelentes vistas de la Alhambra, la mantis religiosa nos recuerda que en pleno verano también suceden escenas naturales espectaculares allí donde menos suponemos. Entre caminos y terraplenes se mimetizan con la vegetación las conocidas devoradoras de amantes incautos y confiados. Las mantis religiosas deben su nombre a la posición de las patas delanteras cuando se encuentra en reposo. Las mantienen plegadas ante su cabeza como si la oración fuese su único sentido. Sin embargo, el objetivo es más siniestro, aunque necesario para su supervivencia. Como si de un boxeador se tratase dispara sus patas anteriores contra moscas, saltamontes y mariposas apresándolas con las grandes espinas que posee para evitar su huida. Después, las repliega con energía para convertirlas en un cepo que le permitirá devorar a sus presas. Durante este mes se sucede el celo y la cópula, en el que el macho, más pequeño, se lleva la peor parte al acabar devorado por la hembra. Después se suceden las puestas de huevos mediante una secreción espumosa que se endurece en las ramas.

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