El cuarto campamento rumano se levantará en el recinto de la Ciudad Escolar San Fernando

El cuarto campamento que las instituciones (Ayuntamiento de Madrid, Gobierno regional y Delegación del Gobierno) construyen para las familias gitanas rumanas expulsadas del poblado de Malmea se está levantando en la Ciudad Escolar de San Fernando, una finca de la Comunidad de Madrid situada en la carretera de Colmenar Viejo (M-607). Los otros tres enclaves estarán en el camino de San Roque (una vaguada de Fuencarral donde viven estas familias desde el pasado 10 de julio), en la cañada de los Canteros (Vallecas Villa) y en el camino del Espinillo (Vicálvaro).

El terreno de la carretera d...

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El cuarto campamento que las instituciones (Ayuntamiento de Madrid, Gobierno regional y Delegación del Gobierno) construyen para las familias gitanas rumanas expulsadas del poblado de Malmea se está levantando en la Ciudad Escolar de San Fernando, una finca de la Comunidad de Madrid situada en la carretera de Colmenar Viejo (M-607). Los otros tres enclaves estarán en el camino de San Roque (una vaguada de Fuencarral donde viven estas familias desde el pasado 10 de julio), en la cañada de los Canteros (Vallecas Villa) y en el camino del Espinillo (Vicálvaro).

El terreno de la carretera de Colmenar está rodeado de árboles y a unos metros se encuentra una parada de autobús por la que pasan nueve líneas que enlazan con la plaza de Castilla en unos diez minutos. Dentro de la misma finca donde se instalarán los inmigrantes rumanos hay una residencia donde se alojan refugiados albanokosovares y otra de menores tutelados. Sin embargo, los dos solares de Vicálvaro y Vallecas Villa están enclavados en secarrales inhóspitos cercanos a la carretera de Valencia (N-III).El campamento del camino del Espinillo está situado en las proximidades de una mina de sepiolita y, por ahora, carece de una parada de autobús en sus proximidades. En la zona no existe ni una sombra ni un árbol, ni una brizna de hierba, sólo tierra reseca y rastrojos.

El terreno de la cañada de los Canteros se encuentra a unos cuatro kilómetros del vertedero y la incineradora de Valdemingómez, junto al poblado chabolista de la Cañada Real. La parada de autobús más cercana queda a un kilómetro de distancia. En San Roque hay árboles y sombra, pero también torretas de alta tensión y una carretera poco transitada. En las proximidades existe una parada de autobús de la EMT que enlaza en pocos minutos con la plaza de Castilla. Las obras en este campamento comenzarán cuando los otros tres estén ya listos para poder trasladar a ellos a una buena parte de los 400 inmigrantes (según contabiliza Cruz Roja) que viven en San Roque. La previsión es finalizar las obras de los tres campamentos entre el 11 y el 13 de este mes. Por ahora, San Roque dispone de cuatro grandes tiendas de campaña del Ejército y medio centenar de pequeñas carpas instaladas por las propias familias. Hay duchas y dos letrinas.

La construcción de cada campamento costará 12 millones de pesetas a la Comunidad. En ellos habrá tres grandes prefabricados para comedores, cocinas y servicios, y una tienda de campaña para cada familia. Se espera que en cada uno de los poblados no vivan más de 90 inmigrantes. La Cruz Roja y la Comisión Católica de Migraciones se encargarán de las tareas de apoyo social en los asentamientos. En cada uno de ellos habrá dos mediadores, un trabajador social y cuatro monitores de actividades.

Respecto a los niños rumanos, unos 50 con edades comprendidas entre cuatro y 10 años han comenzado a asistir a una escuela de verano situada en Cercedilla, y cuyo objetivo es impulsar la integración de los jóvenes en la sociedad española. Los niños, procedentes del campamento de San Roque, participan desde el pasado lunes en este programa, donde se compaginan actividades lúdicas y educativas. De las actividades se encargan cinco miembros de Cáritas (un coordinador, monitores, asistentes sociales) y 20 voluntarios.

Los niños acuden a la escuela de verano en autobús, y entre las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde desarrollan diversos talleres de manualidades y habilidades sociales. La idea fue impulsada por la Comisión de Seguimiento de la Inmigración, formada por el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad, la Delegación de Gobierno y varias ONG, y ha sido puesta en marcha por Cáritas.

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