La deuda del PSPV alcanza los 327 millones
La gestión económica de la ejecutiva de Joan Romero, auditada por el personal del secretario federal de Organización, Ciprià Ciscar, fue ayer objeto de discusión en la gestora del PSPV. Los números explicados ayer por los responsables de Organización y Administración de la gestora, Baltasar Vives y Francisco Ruiz, respectivamente, dicen que en julio de 1997 -fecha en la que accedió Romero a la secretaría general- había un déficit acumulado de 30 millones de pesetas, mientras que a 31 de marzo pasado la deuda ascendía a 327. El agujero, según las explicaciones aportadas, fue por dos motivos: un...
La gestión económica de la ejecutiva de Joan Romero, auditada por el personal del secretario federal de Organización, Ciprià Ciscar, fue ayer objeto de discusión en la gestora del PSPV. Los números explicados ayer por los responsables de Organización y Administración de la gestora, Baltasar Vives y Francisco Ruiz, respectivamente, dicen que en julio de 1997 -fecha en la que accedió Romero a la secretaría general- había un déficit acumulado de 30 millones de pesetas, mientras que a 31 de marzo pasado la deuda ascendía a 327. El agujero, según las explicaciones aportadas, fue por dos motivos: un incremento del gasto de precampaña, fundamentalmente en el primer trimestre del año, en publicidad, contratos de asesoramiento y gastos financieros; y un descenso de los ingresos por cuotas -previsible en un partido desalojado de la mayoría de los gobiernos y donde las agrupaciones pagan los atrasos en vísperas de los congresos-. Asistentes a la reunión indicaron que en ningún momento se habló de la existencia de irregularidades contables, aunque insinuaciones al respecto se han vertido desde que Romero presentó su dimisión, probablamente en un intento de enturbiar aún más el ambiente interno. El ex secretario de Organización con Romero, Joan Ignasi Pla, reiteró ayer su disposición a dar cuantas explicaciones contables sean necesarias. Pla se mostró convencido de que las cuentas se han utilizado como arma arrojadiza.