Miguel Albaladejo critica el conservadurismo tanto formal como temático del actual cine español

La vocación por el cine del realizador alicantino Miguel Albaladejo le viene desde su más tierna infancia. Su padre era el propietario de la sala de cine de Pilar de la Horadada, población natal de este director al que le gustaría poder hacer cine como Woody Allen o Eric Rohmer, es decir, una película al año sin atender a la taquilla y contando las historias que le apetece. De momento y a punto de cumplir 33 años, ha conseguido labrarse un espacio en el panorama del cine español que, a su entender, peca de un gran conservadurismo tanto en el aspecto formal como en el temático. "El engranaje in...

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La vocación por el cine del realizador alicantino Miguel Albaladejo le viene desde su más tierna infancia. Su padre era el propietario de la sala de cine de Pilar de la Horadada, población natal de este director al que le gustaría poder hacer cine como Woody Allen o Eric Rohmer, es decir, una película al año sin atender a la taquilla y contando las historias que le apetece. De momento y a punto de cumplir 33 años, ha conseguido labrarse un espacio en el panorama del cine español que, a su entender, peca de un gran conservadurismo tanto en el aspecto formal como en el temático. "El engranaje industrial es muy aplastante, no hay experimentación ni riesgo", dice, al tiempo que critica los "panfletos de pijos" supuestamente de izquierdas que reflejan un mundo marginal y marginado de manera superficial y esteticista. "Y no hablo, desde luego, de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, de Agustín Díaz Yanes, que me gustó mucho", aclara. Su propósito es hacer un "cine muy narrativo" y contar las historias con imágenes y no muchos diálogos.Acabado COU, Albaladejo se marchó a estudiar Imagen y Sonido a Madrid y empezó a trabajar como auxiliar de producción y dirección hasta que entró en contacto con Elvira Lindo. Antes ya había conseguido una distinción de Cinema Jove por el corto La vida siempre es corta. Pero el encuentro con la escritora marcó su futuro. Ambos congeniaron hasta el punto de que a veces el director ya no sabe si una escena la ha incorporado él o estaba en el guión. Esta fructífera relación se ha saldado por el momento con dos filmes -La primera noche de mi vida, premiada ópera prima de Albaladejo, y ahora Manolito Gafotas- y el guión de uno de los episodios de Ataque verbal que el realizador está a punto de concluir. Dice Albaladejo que su sentido del humor nace de situaciones más extremas -un desamor, trastornos sexuales, una muerte...- que el de Lindo y sostiene que para hacer cine de autor no es necesario ser el guionista y el productor de la película, además de director.

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