La volatilidad del voto crece en los municipios intermedios

La sociología electoral constituye un filón inagotable. Entre los estudios elaborados por la Generalitat sobre la evolución del voto en las últimas elecciones destaca un análisis sobre la volatilidad del voto, es decir, sobre el número de votantes que modificaron so opción en sucesivas convocatorias electorales. El estudio concluye que la volatilidad del voto se dispara en los municipios de más de 12.000 habitantes. Los analistas de la Generalitat distinguen entre la volatilidad genérica entre partidos y la volatilidad entre dos bloques, el constituido por el PP y UV frente a otro que aglutina...

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La sociología electoral constituye un filón inagotable. Entre los estudios elaborados por la Generalitat sobre la evolución del voto en las últimas elecciones destaca un análisis sobre la volatilidad del voto, es decir, sobre el número de votantes que modificaron so opción en sucesivas convocatorias electorales. El estudio concluye que la volatilidad del voto se dispara en los municipios de más de 12.000 habitantes. Los analistas de la Generalitat distinguen entre la volatilidad genérica entre partidos y la volatilidad entre dos bloques, el constituido por el PP y UV frente a otro que aglutina a PSPV, EU y, hasta la fecha, UPV. Entre las convocatorias de 1991 y 1995, una media de 21,2 votantes de cada 100 introdujo en la urna papeletas diferentes en las ciudades intermedias. En el conjunto de la Comunidad Valenciana, la inestabilidad se quedó en un 16,8, mientras que el cambio de bloque apenas superó el 7. Inestabilidad Según los resultados del estudio, la localidad de Cullera registró la mayor inestabilidad. De cada 100 electores de 1991, 32 modificaron su voto en 1995. Sin embargo, sólo cambiaron de bloque 13. El salto es tanto más sorprendente si se considera que entre las elecciones de 1987 y 1991 sólo 6,5 votantes cambiaron la papeleta. El segundo municipio que registró mayor volatilidad entre 1991 y 1995 fue Requena, donde 32 de cada 100 electores modificaron su voto. Apenas 10 de cada 100 cambiaron de bloque, pero el dato es significativo en relación con la convocatoria previa: en 1991, sólo 0,8 de cada 100 vecinos saltó de un bloque a otro. En Sant Vicent del Raspeig, 30 de cada 100 votantes modificaron su voto entre las elecciones de 1991 y las de 1995. Y 18 saltaron de un bloque a otro. En la convocatoria anterior, sólo habían cambiado su voto 8,4 de cada 100 votantes, y habían traspasado la frontera entre bloques 4,1. El caso de Alzira es espectacular. El tradicional control de la izquierda sufrió un vuelco en las pasadas elecciones. Entre 1991 y 1995 la volatilidad total ascendió al 28,2, pero el cambio de bloque subió hasta un 20,2, el indicador más alto de la Comunidad Valenciana. Sólo la localidad de Villena registró una modificación de voto entre bloques comparable, con un índice de 18,8. Xàtiva se quedó en un 17,6 y Novelda en un 15,2. El índice más reducido de volatilidad entre bloques los registró la localidad de Orihuela, donde la cota se quedó en un 0,4. Sin embargo, 10 de cada 100 votantes cambiaron su papeleta entre las elecciones de 1991 y 1995.

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