Tribuna:

Tiempos de estima

Tiempos de mujeres. Son actualidad y aunque, en no pocas ocasiones, son noticia por la llamada violencia doméstica, enraizada en multiplicidad de causas que no esconden la auténtica y que es su condición de mujer que se desenvuelve en ambiente económico y cultural pobre, también lo son por su esfuerzo en incorporarse a todos los sectores de la sociedad. Economía y política empiezan a ser su lugar de encuentro y queda atrás la frase de Lord Byron cuando las calificaba de malditas porque no se podía vivir con ellas ni sin ellas. Reflexiones que vienen al hilo, que no al lino, por el movimiento ...

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Tiempos de mujeres. Son actualidad y aunque, en no pocas ocasiones, son noticia por la llamada violencia doméstica, enraizada en multiplicidad de causas que no esconden la auténtica y que es su condición de mujer que se desenvuelve en ambiente económico y cultural pobre, también lo son por su esfuerzo en incorporarse a todos los sectores de la sociedad. Economía y política empiezan a ser su lugar de encuentro y queda atrás la frase de Lord Byron cuando las calificaba de malditas porque no se podía vivir con ellas ni sin ellas. Reflexiones que vienen al hilo, que no al lino, por el movimiento de corrientes -Lobby Europeo de Mujeres- dirigidas a obtener mayor cuota representativa en política. Presencia cada vez más acentuada, aunque llama la atención que su importancia se destaque coincidiendo con las elecciones mientras que, en tiempos de orfandad electoral, únicamente asoman por causas generalmente trágicas. Cualquiera que sea la razón importa realzar que su ausencia en los órganos políticos y económicos ha dejado de ser verdad. Su intervención es cada vez más activa y Andalucía necesitaba este cambio pues, desde siempre, ha hecho cierto lo de mujer rogada y olla reposada. La batalla empieza a ser ganada y el poder fálico cede territorio, basado en la masculinidad histórica, frente al envite femenino. Las listas municipales de la izquierda de esta comunidad se llenan de mujeres y, algunas, superan en número a los hombres, como las que presenta en Andalucía occidental el partido que gobierna en la comunidad. Puede ser bueno que su estancia no se limite a tiempos de elección y responda a tiempos de estima, aunque para estima la que se pega Rojas Marcos a sí, mismamente, en el vídeo que le retrata como actor consumado y en el que, a modo de Aben Humeya o Solimán, pretende encarnar -de noche o de día- la autoría de jardines superiores en belleza a los que dejó la creatividad árabe. Su descaro sorprende a Al-Mutamid y deja pasmaos a los andaluces, que quedamos a la espera de que aproveche la cinta para explicar cómo se caen los muros en tiempos de paz y siembran la ciudad de más tristeza que los efectos colaterales de la OTAN, pero esto, esto sería mucho arte.EUGENIO SUÁREZ PALOMARES

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