ENTREVISTA

Un farias, un whisky

"No os podéis imaginar lo que hemos sufrido ahí arriba". Juan Oiarzabal se dirigía con estas palabras a las siete personas que desde el campo base nos habíamos desplazado a recoger a los expedicionarios al campo base avanzado (5.200 metros). Juan Vallejo fue el primero en llegar; Eneko Pou, con un edema cerebral leve, era el último, casi ido, con 10 kilos menos perdidos en 4 días. Para colmo de males, había sufrido una avalancha de nieve en polvo al atravesar el cono. "Si llega a ser por mí me quedo ahí arriba (...) Me daba cuenta que me iba a morir y me daba igual", decía.Incapaz casi de anda...

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"No os podéis imaginar lo que hemos sufrido ahí arriba". Juan Oiarzabal se dirigía con estas palabras a las siete personas que desde el campo base nos habíamos desplazado a recoger a los expedicionarios al campo base avanzado (5.200 metros). Juan Vallejo fue el primero en llegar; Eneko Pou, con un edema cerebral leve, era el último, casi ido, con 10 kilos menos perdidos en 4 días. Para colmo de males, había sufrido una avalancha de nieve en polvo al atravesar el cono. "Si llega a ser por mí me quedo ahí arriba (...) Me daba cuenta que me iba a morir y me daba igual", decía.Incapaz casi de andar, sus compañeros debieron bajarle "como un chorizo". Cuando Oiarzabal le colocó la mochila se cayó de frente. Ni los insultos terapéuticos le motivaban.

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En el campo base avanzado Oiarzabal tuvo la cerveza requerida. En el campo base, les esperaba un menú de ensaladilla rusa y carrillera de ternera con arroz. Oiarzabal casi no lo probó ("el estómago se empequeñece con el hambre"), pero no perdonó un farias (llevo cuatro días sin fumar...") y un brindis con whisky y/o Armagnac. Tras los discursos, Oiarzabal se fue a dormir, a soñar.

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