Tribuna:EL DEFENSOR DEL LECTOR

Mayores... con reparos

Parados de larga duración, mayores de 40 o 50 años. Drama personal y familiar agravado por la dificultad que añade la edad al difícil mercado laboral. Pero los periódicos siguen publicando anuncios con márgenes de edad para acceder a algunos puestos de trabajo.

El suplemento Negocios de este periódico acoge un importante número de ofertas de trabajo, e incluía en su penúltimo número, del pasado domingo día 18, hasta catorce anuncios con precisiones de edad para ser candidato a determinados empleos.

Todos ellos fijaban topes de edad, algunos con cierta flexibilidad, y uno,...

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Parados de larga duración, mayores de 40 o 50 años. Drama personal y familiar agravado por la dificultad que añade la edad al difícil mercado laboral. Pero los periódicos siguen publicando anuncios con márgenes de edad para acceder a algunos puestos de trabajo.

El suplemento Negocios de este periódico acoge un importante número de ofertas de trabajo, e incluía en su penúltimo número, del pasado domingo día 18, hasta catorce anuncios con precisiones de edad para ser candidato a determinados empleos.

Todos ellos fijaban topes de edad, algunos con cierta flexibilidad, y uno, curiosamente, marcaba una discriminación que podríamos llamar positiva -frente a la negativa que habitualmente se mantiene a partir de cierta edad- al exigir personas mayores de 35 años.

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Valentín Playá, abogado y asesor de Senun, una asociación de parados mayores de 40 años, se ha dirigido al Defensor y señala que para estas personas es muy deprimente leer este tipo de anuncios que establecen límites de edad para los candidatos a un trabajo.

Playá señala el artículo 14 de la Constitución y el artículo 4.2 del Estatuto de los Trabajadores para apoyar jurídicamente su convencimiento de que los límites de edad para acceder al empleo son ilegales por inconstitucionales.

El lector admite abiertamente que EL PAÍS "no tiene responsabilidad directa en la publicación de estos anuncios", pero pide que el periódico sea sensible a este problema y pregunta: "¿Publicarían ustedes anuncios u ofertas de empleo que solicitaran abstenerse a gitanos, negros o judíos?". El lector concluye que "la discriminación por edad es, en general, absolutamente arbitraria, tiene la misma protección legal y los mismos nefastos perjuicios para los interesados y para la sociedad que la discriminación por razón de raza, sexo religión, etcétra".

Playá incluye, junto a su carta, una serie de resoluciones de la Inspección de Trabajo de Madrid en las que se reconoce la ilegalidad de este tipo de ofertas.

Una resolución de la Subdirección General de Asistencia Técnica, del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, advertía, en 1997, al jefe de la Inspección Provincial de Trabajo de Madrid que las limitaciones de edad en las ofertas de trabajo son ilegales y se apoyaba en la doctrina establecida por el Tribunal Constitucional que declaró discriminatorio que el requisito de edad fuese un presupuesto excluyente para acceder a un puesto de trabajo, aunque admitía que pueda figurar en un anuncio el requisito de una determinada edad "justificándola razonablemente".

Este mismo escrito, que respondía a una consulta de la Inspección de Trabajo de Madrid, señalaba que "no procede realizar actuaciones sobre los diarios" que puedan incluir anuncios de este tipo. Queda, por tanto, a salvo la legalidad de la actuación del periódico, pero el problema, en opinión del Defensor, no debe plantearse en términos estrictamente jurídicos por lo que respecta a la publicación.

Con la Constitución

Claro que no es posible olvidar el artículo 14 de la Constitución, que proclama la igualdad de todos los españoles ante la ley y proscribe cualquier discriminación "por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". Afortunadamente, la Constitución no se olvida en este periódico. Tanto, que bajo el apartado de Trabajo, en la sección diaria de anuncios breves, se incluye, como recordatorio, el texto del artículo 35 de la Carta Magna, el artículo 42 de la Ley Básica de Empleo, y recoge, además, el principio de igualdad entre hombre y mujer que consagran varias directivas de la Unión Europea en este campo.

Ricardo Casillas, director del departamento de publicidad del periódico, ha respondido al Defensor, ante la queja del lector, y señala que él y sus colaboradores encuentran textos publicitarios como éstos: "Trabajo de 30 a 40 años". "Empleo sólo para señoritas". "Secretarias de 30 a 35 años, rubias". "Hombres de 45 años, anglosajones".

"Todos estos ejemplos", dice Casillas, "los encontramos en la preparación, maquetación, diagramación y montaje de las páginas de oferta de empleo en el suplemento de Negocios".

Casillas cita textualmente el artículo 35 de la Constitución, que consagra el deber de trabajar y el derecho al trabajo..., "sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo".

Concluye que "la dirección de publicidad de EL PAÍS intenta, dentro de la cantidad de páginas con ofertas de empleo que aparecen en dicho suplemento, tener en cuenta este artículo de la Constitución y, en la medida de sus posibilidades, rechaza anuncios con textos como los anteriormente mencionados".

El definitiva, el Defensor piensa que el periódico no tiene ninguna responsabilidad en la inclusión de este tipo de anuncios, pero debe extremarse el cuidado para excluir todos los que sean abiertamente discriminatorios, incluidos los que se apoyen en razones de edad injustificadas para ofrecer un empleo.

Empleo y relax

Hay otra queja con respecto a la publicidad de ofertas de trabajo. Desde que el actual Defensor inició su tarea en el mes de enero, ha venido recibiendo la llamada recurrente de un lector que advierte de que en la sección de ofertas de trabajo, en los anuncios breves, se cuelan algunas que pertenecen al mundo que, eufemísticamente, se denomina del relax El propio Casillas ha indicado que el periódico ha querido diferenciar con mucho cuidado este campo, de modo que ha creado una sección general para ofertas de trabajo y una específica de anuncios de empleo con el rótulo "Ofertas/Relax", aunque admite que, en ocasiones, puede colarse alguna, por inadvertencia o por la habilidad de algunos anunciantes, con textos ambiguos que se prestan a confusión.

Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electrónico (defensor@elpais.es), o teléfonearle al número 91 337 78 36.

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