6.000 años de "graffiti"

"No por le quoniam estuve aquí ahunque muger fue causa tal si solo por una accidente fatal sin porque 91 días viví ahí". Éste es el texto de un graffito cuyo autor fue un clérigo que se lamentaba de su suerte mientras cumplía condena en la prisión del Palacio Episcopal de Girona. Con el sugerente título Graffiti. 6.000 años de lenguaje marginal, la Fundación Caixa de Sabadell y el Gobierno de Andorra presentan hasta el próximo 27 de junio en la Caixa d"Estalvis de Sabadell una insólita exposición con 122 graffiti que muestran desde las gestas militares del medievo hasta los testimonios de los ...

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"No por le quoniam estuve aquí ahunque muger fue causa tal si solo por una accidente fatal sin porque 91 días viví ahí". Éste es el texto de un graffito cuyo autor fue un clérigo que se lamentaba de su suerte mientras cumplía condena en la prisión del Palacio Episcopal de Girona. Con el sugerente título Graffiti. 6.000 años de lenguaje marginal, la Fundación Caixa de Sabadell y el Gobierno de Andorra presentan hasta el próximo 27 de junio en la Caixa d"Estalvis de Sabadell una insólita exposición con 122 graffiti que muestran desde las gestas militares del medievo hasta los testimonios de los presos, pasando por el popular "yo he estado aquí". Este material es tan sólo una parte de lo que los arqueólogos Àngels Casanovas y Jordi Rovira han conseguido reunir -ya llevan registrados más de mil graffiti- durante 20 años de periplo por Cataluña escrutando paredes. El graffito es una forma de expresión que han utilizado todo tipo de grupos para los fines más diversos y esta peculiaridad se refleja ya al inicio de la exposición. Con el título El poder y la protesta, los dos arqueólogos presentan las paredes de la calle, las plazas y los mercados como escenario de la guerra de propaganda. También las crónicas de las hazañas bélicas del medievo tienen su versión graffito. Hay un autor que a lo largo de los siglos ha sido prolífico en esta forma de comunicación: el prisionero. Curiosamente, sus lamentaciones, de las que ya hay ejemplos en el siglo XIV, no se dirigen al que ha decidido su condena, sino a Dios o al motivo por el que están en prisión. El graffito también ha servido para delimitar el territorio, para marcar el paso del tiempo o para entretenerlo jugando. Antes de irse, el visitante puede hacer su propio graffito sobre el papel.-

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