Reportaje:

L"Alfàs juega al "soccer"

Jugar al fútbol en un equipo de primera regional supone muchos sacrificios. La plantilla de la categoría de juveniles de L"Alfàs del Pi (La Marina Baixa) la componen 22 chicos de edades comprendidas entre los 16 y los 18 años. A esa edad en la que el cuerpo pide fiesta nocturna, todos los domingos de la temporada deben jugar a las 10 de la mañana, lo que reduce la fiebre del sábado noche a temperaturas casi bajo cero. Parte de las obligaciones las comparten sus padres, ya que cuando sus retoños juegan en campo ajeno deben acompañarlos en coche. Y todo ello sin cobrar ni una peseta. Todos esto...

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Jugar al fútbol en un equipo de primera regional supone muchos sacrificios. La plantilla de la categoría de juveniles de L"Alfàs del Pi (La Marina Baixa) la componen 22 chicos de edades comprendidas entre los 16 y los 18 años. A esa edad en la que el cuerpo pide fiesta nocturna, todos los domingos de la temporada deben jugar a las 10 de la mañana, lo que reduce la fiebre del sábado noche a temperaturas casi bajo cero. Parte de las obligaciones las comparten sus padres, ya que cuando sus retoños juegan en campo ajeno deben acompañarlos en coche. Y todo ello sin cobrar ni una peseta. Todos estos sinsabores se vieron compensados la penúltima semana de marzo, cuando el campo donde entrenan los juveniles se quedó vacío porque el equipo estaba en Escocia, invitado por su patrocinador, la marca de refrescos Barr/Irn Bru. Apodada en su lugar de origen como "la segunda bebida nacional" (la primera es el whisky de malta), Irn Bru es una bebida gaseosa sin alcohol que al inicio de su comercialización, en la segunda década del siglo XX, se publicitó como un brebaje con muchas cualidades para los deportistas, una especie de encarnación primigenia de las bebidas isotónicas, tan en boga en la actualidad. Hoy este líquido transparente de color naranja aspira a implantarse en nuevos mercados, entre ellos el español. La sucursal de King"s Food (distribuidora de los productos Barr) en L"Alfàs se ocupa de que a la numerosa colonia de británicos de La Marina no les falte Irn Bru y, como método de promoción entre los consumidores españoles, decidió patrocinar desde la temporada pasada a los juveniles del club de fútbol local. Este año los chavales ocupan el primer puesto en la liga de su categoría y, como premio, surgió la iniciativa de pagar un viaje al club para que jugadores y directiva visitaran el país de origen de su patrocinador y la fábrica donde se produce Irn Bru en Escocia. De este modo, los 22 jóvenes; su entrenador, Carlos Santonja; el presidente del club, Antonio González y demás miembros del club llegaron al aeropuerto londinense de Luton el 20 de marzo y viajaron toda la noche hasta su destino en Escocia: Largs, un pueblo costero de 11.000 habitantes a 61 kilómetros de Glasgow. En Escocia hubo ocio y algunas obligaciones. Estas últimas consistieron en dos partidos contra selecciones locales y una visita a la factoría de Barr/Irn Bru en Cumbernauld. El primer encuentro se jugó la misma tarde de la llegada en un campo de césped artificial de Largs. L"Alfàs del Pi fue diplomático en su primer cara a cara con el soccer (como se denomina a este deporte en Gran Bretaña): el partido contra Largs Select acabó con un empate a dos. El viernes siguiente tuvo lugar el segundo partido contra el Ayrshire, en el que vencieron los alicantinos por 1-2. Entre ambos encuentros, los chavales disfrutaron al máximo con el regalo de su patrocinador. Fue como un viaje de fin de curso. Chapurrearon el inglés aprendido en el instituto, intentaron conquistar a todas las adolescentes escocesas que se cruzaron en su camino, corretearon por los pasillos del hotel, hicieron tertulia de habitación en habitación hasta altas horas de la madrugada, compraron recuerdos para sus novias y sus familias y visitaron Glasgow, Edimburgo y la legendaria villa de Stirling, donde Walter Scott escribió sus obras y el héroe nacional William Wallace se batió el cobre con los ingleses. También hubo tiempo de visitar una destilería cercana a las Highlands (las montañosas tierras altas escocesas) para observar la elaboración del whisky puro de malta. Muchos de los chavales no habían salido nunca de España. Algunos ni siquiera se habían subido a un avión. Este viaje supuso para todos una oportunidad irrepetible de compensar tanto sudor y tantas carreras dominicales tras el balón.

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