FÚTBOL 28ª JORNADA DE LIGA

Rivaldo auxilia al Barça

Los azulgrana vencen al Oviedo con tres goles del brasileño, dos de ellos de pena máxima, en un partido aburrido

Tres goles, tres puntos y a comer la mona de Pascua. Todo con demasiada apatía, con demasiada desidia, casi en familia. El colegiado Japón Sevilla le hizo un favor al Camp Nou: señaló un segundo penalti a escasos minutos del final que enterró los nervios de la grada y estampó contra el suelo el reloj. El Barça se deshizo ayer del Oviedo con cierto rubor. Los azulgrana consumaron su objetivo: ratificar un día más su liderato y mantener una mullida distancia respecto a los de atrás. Poco más. Ni siquiera Rivaldo podrá presumir en exceso de sus tres goles de ayer, que le acercan aún más a ...

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Tres goles, tres puntos y a comer la mona de Pascua. Todo con demasiada apatía, con demasiada desidia, casi en familia. El colegiado Japón Sevilla le hizo un favor al Camp Nou: señaló un segundo penalti a escasos minutos del final que enterró los nervios de la grada y estampó contra el suelo el reloj. El Barça se deshizo ayer del Oviedo con cierto rubor. Los azulgrana consumaron su objetivo: ratificar un día más su liderato y mantener una mullida distancia respecto a los de atrás. Poco más. Ni siquiera Rivaldo podrá presumir en exceso de sus tres goles de ayer, que le acercan aún más a Raúl. Fue la de ayer una victoria que flirteó al final con el traspiés. Un suspiro y a olvidar. No le quedó a la grada nada más que celebrar.Otro equipo, otro rostro, otro gesto. El Barça venía de intimidar con su victoria en Anoeta, donde asestó un golpe moral a la Liga, y ayer no demostró precisamente maneras de líder. Pareció contagiarse de la misma pereza primaveral de la grada. No supo imponer su ley. El Oviedo se le quedó muy pequeño al principio y al final casi le da un susto. No logró el Barça aprovechar los incisivos centros de Figo y tuvo que conformarse con un remate de Rivaldo, un discutible penalti cometido sobre el portugués y otro aún más desconcertante de Esteban a Cocu. Quizá fue un reflejo del mal endémico que sufrieron los azulgrana en la primera vuelta: escaso olfato delante y fallos atrás. Pero este equipo ha ganado en oficio.Ejerce una mecánica burocracia,los puntos ahora se quedan en casa sin más.

BARCELONA 3

OVIEDO 1Barcelona: Hesp; Abelardo, Frank de Boer, Sergi; Celades, Guardiola, Cocu; Figo, Anderson (Giovanni, m. 59), Rivaldo; y Kluivert (Zenden, m. 77). Oviedo: Esteban; Manel, César (Keita, m. 45), Onopko, Rabarinov; Iván Ania, Bango, Paulo Bento, Pompei (Fabio Pinto, m. 65); Dubovski y Dely Valdés. Goles: 1-0. M. 23. Rivaldo empalma con la zurda un tiro cruzado desde fuera del área. 1-1. M. 25. Error de Abelardo, que cede a Dely Valdés, éste combina con Pompei que devuelve a Valdés y marca a puerta vacía. 2-1. M. 33. Jugada de Figo por la izquierda, Manel sale a su paso y el colegiado pita penalti, que transforma Rivaldo. 3-1. M.41. Penalti por empujón de Esteban a Cocu, que transforma otra vez Rivaldo. Árbitro: Japón Sevilla, del colegio andaluz. Unos 35.000 espectadores en el Camp Nou. El equipo de baloncesto ofreció la Copa Korac. Los jugadores azulgrana vistieron la zamarra de Amunike por debajo de la habitual y la mostraron al público tras el 1-0 en homenaje al nigeriano, lesionado.

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O el técnico Louis Van Gaal está cansado de parecerse demasiado a sí mismo o quiso lavar su imagen tras la humillante bronca que dirigió el miércoles a sus suplentes. El holandés hizo algo impropio de él: sorprender. Acuciado por las bajas de Ronald de Boer, Luis Enrique (lesionados), Xavi (convocado por la sub-20) y Reiziger (sancionado), Van Gaal recurrió ayer a dos desheredados: Celades y Anderson. Quizá buscó un gesto conciliador -no hacía falta: ayer era un día para turistas y apenas había tres pancartas en defensa del proscrito Òscar-, pero al final fue toda una exhibición de que tiene el vestuario partido en dos. Tiene el holandés en su mente una máquina diseñada para hacer fútbol con los recambios justos. Y el engranaje se desajusta, desafina, se vuelve desconocido cuando recurre a futbolistas desaparecidos. Ha parido un equipo de 11 hombres con un par de suplentes de lujo. No es algo nuevo. También lo hacía en su época del Ajax. Como una foto fija. Celades, pese a actuar en su posición de volante derecho, se mostró confuso y Anderson apenas brilló aunque diera la asistencia a Rivaldo para que desde muy lejos marcara el primer gol. El equipo aún se desconcertó más por su extraña forma de celebrarlo: los jugadores se reunieron en el círculo central, se quitaron la camiseta y exhibieron otra que lucían debajo con el nombre de Amunike, lesionado desde hace dos años.

El Oviedo, extremadamente débil atrás, apenas había dado señales de vida. El Barça tocaba el balón y el Camp Nou, más entretenido con las noticias que llegaban del Bernabéu, esperaba la goleada. Cuestión de tiempo. Pero una pifia de Abelardo anunció otra historia: el asturiano perdió un balón y Dely Valdés acabó rematando a portería vacía. El empate duró en el marcador apenas unos minutos. Figo, otra vez el mejor, hizo un quiebro en el área y Japón Sevilla señaló penalti. Rivaldo no falló. No hizo mucho más el Barça. Apenas un disparo lejano del brasileño y una ocasión fallida de Kluivert. El Oviedo, que despertó tras el penalti, lanzó un mensaje de que estaba vivo: Dubovski se rifó a Sergi en una jugada sensacional y el fuerte chut de Iván Ania lo desviaron las piernas de Pompey.

No dio para mucho más la segunda mitad. Van Gaal levantó el castigo a Giovanni, que llevaba cuatro meses sin jugar, e hizo calentar a Nadal. Fueron largos minutos para olvidar. Figo regaló dos remates envenenados -uno se estrelló en el poste-, el público se irritó por el cambio de Kluivert por Zenden y tocó esperar a que se consumiera el reloj. El Oviedo, mientras, sacó los colores a la defensa del Barça con contraataques que no culminó. La grada empezó a mirar la hora hasta que Japón Sevilla señaló el segundo penalti. Tres puntos y todo en paz. Todo igual salvo Fernando Vázquez, que dejó el Camp Nou con algo más que un enfado.

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